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Arte

El Art Palma Brunch se reencuentra con su esencia

La comida ha vuelto a ser protagonista en un encuentro que ha ido de menos a más y que ha satisfecho tanto a los galeristas como a los artistas. Pelaires y Baró han sido dos de los espacios más concurridos

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El Art Palma Brunch se reencuentra con su esencia G. Bosch

Jornada de reencuentros, brindis, aperitivo y charletas. La 17ª edición del Art Palma Brunch celebrada hoy con la puesta en escena de 21 exposiciones y la participación de más de 40 artistas no ha defraudado. Satisfacción entre los galeristas y creadores, y mañana de pateo para los amantes del arte contemporáneo, que han tomado las calles, muchos de ellos en familia, para entregarse a una cita que no deja de sorprender y que ha supuesto un reencuentro con su esencia, la comida, en las dos últimas ediciones ausente por la Covid-19.

En el Art Palma Brunch no hay una línea de salida y mucho menos una hora de llegada, aunque cierren a las 14 horas. Cualquier galería vale para iniciar el recorrido, otra cosa es salir de él. Muchos lo han comenzado en Pelaires, un espacio que siempre, ya sea en el Art Palma Summer (en junio) o en la Nit de l’Art (en septiembre), está concurrido. La coca de trempó ha dado la bienvenida a los más madrugadores. Pronto se acabó, a diferencia del vino, buen acompañante para entregarse a la contemplación de las obras de Gori Mora, que ofrece su primera exposición individual en España, o al diálogo establecido entre Jannis Kounellis y Antoni Tàpies, con La infinitud de los soles. Por Pelaires han desfilado todos. «Las instituciones siempre tienen que estar con el mundo del arte», ha comentado a este diario la presidenta Francina Armengol tras visitar Fran Reus y Horrach Moyà. «Las propuestas son muy interesantes y la oferta es de primer nivel», ha destacado Armengol, en compañía del presidente del Senado, Ander Gil, y la directora general de Cultura, Catalina Solivellas.

«Es sorprendente que todavía el Palma Brunch tenga un tirón tan importante», ha valorado Pep Pinya, uno de los padres fundadores de esta fiesta, a la que no asistía, por temor al Covid, desde hacía dos años. Su hijo Frederic, presidente de Art Palma Contemporani, no ha dudado en afirmar que «queda demostrado que el público está deseoso de consumir arte contemporáneo, basta con ver las calles y las galerías, llenas de gente».

La Pelaires, galería siempre concurrida en el Palma Art Brunch GUILLEM BOSCH

De unos históricos, Pelaires, a unos que se han estrenado, la Galeria Baró. Baño de multitudes los que se han dado tanto la galerista, María Baró, como el protagonista de la exposición, Albert Pinya, que ha estrenado su universo Baagundi! y que ha estado arropado por sus amigos, como el fotógrafo Gori Vicens, que ha acudido con sus dos hijos; el pintor Rafa Forteza; el ceramista Joan Pere Català Roig; o el músico Joan Miquel Oliver, recién llegado de Barcelona, donde ha promocionado el último disco de los Antònia Font, Un minut estroboscòpica. «Es muy bonito acercar al arte a todos los públicos, incluidos los más pequeños, los niños, que hoy son muchos», ha señalado Baró en su espacio de Can Sanç, un barrio cuyos vecinos «nos agradecen haberle dado vida a estas calles, algunas desangeladas», ha añadido la galerista, que no deja de viajar a Brasil, donde lleva trabajando más de 20 años, mientras sorbía una caipirinha.

Tímido arranque

El arranque del Art Palma Brunch ha sido tímido pero, como en otras ediciones, ha explotado a partir de las doce del mediodía. En el recorrido se ha podido ver a representantes políticos, como Antoni Noguera, Catalina Cladera, Bel Busquets, Marcos Augusto o Tina Codina, y también a un buen número de artistas con una sonrisa de oreja a oreja atendiendo a los visitantes. «Siempre hay gente que te hace preguntas sobre lo que expones. Las mías son obras que crean una ilusión óptica muy potente», ha confesado Pep Girbent en la Horrach Moyà, en la plaça de la Drassana, donde exhibe Museum Walls: The seven Vermeers, exposición que reincide en uno de sus temas predilectos: su fascinación por los museos y por la tradición pictórica occidental.

Muy cerca de allí, en la Kewenig Galerie, los visitantes también se han agolpado, en este caso para ver las obras de Kimsooja (Corea, 1957), uno de los grandes nombres de este Palma Art Brunch, una artista conceptual y plástica al mismo tiempo que ha cautivado con su propuesta. También lo ha hecho Avelino Sala, en la Galeria Xavier Fiol, en la calle Sant Jaume, con una exposición que invita a la reflexión a través de un «arte político»; y la colectiva que sirve L21 Gallery, con 16 artistas de distintas nacionalidades y lenguajes: Richard Woods, Dasha Shishkin, Gao Hang, Richie Culver, Eva Fàbregas, Álvaro Gil, Gabriele de Santis, Felix Treadwell, Ryan Browning, Jordi Ribes, Pixy Liao, Rachel Hobkirk, Matthew Feyld, Charline Tyberghein, Sepand Danesh y Grip Face.

Cada vegada estam més a prop, però no sé de què, de Bartomeu Sastre (Palma, 1986), ha sido otra de las muestras protagonistas, en Fran Reus. Sus obras, una colección de imágenes, algunas impresas sobre seda, han seducido a quienes las han contemplado. Igual de atractiva resulta la oferta de Pep Llabrés, que apuesta por Carlos Cartaxo, artista que, según Fernando Gómez de la Cuesta, «lleva tiempo profundizando en la independencia, en esos caminos que recorren y recurren a la pintura apelando a aquello que la define, a sus valores más íntimos y esenciales».

El tiempo, que amenazaba lluvia, no ha deslucido la jornada, marcada por el regreso de la comida, aunque no ha estado al alcance de los presentes en todas las galerías. El fantasma de la Covid todavía sigue amenazante y los protocolos sanitarios siguen imponiéndose. Tras la inauguración de hoy, multitudinaria, los devotos del arte podrán descubrir todos los detalles de las exposiciones en los próximos días.

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