El periodismo es el gran protagonista de los sonados premios del día de Reyes: el veterano Nadal de novela en castellano que este año llega a su 78 edición y el Josep Pla en su 54 convocatoria dedicado a la narrativa en catalán sin limitación de género. Los ganadores se mueven en el terreno de las noticias. Son, respectivamente, la periodista titular de Literatura en la sección de Cultura del diario 'ABC', Inés Martín Rodrigo y el mucho más popular, presentador del ‘Telenoticies vespre’ Toni Cruanyes . Un rostro en la sombra el de ella, aunque su trayectoria sea larga y solvente, y un miembro del star sytem de TV-3 en el caso de él. Y como era de esperar, la ceremonia de entrega que se llevó a cabo en el Hotel Palace (antiguo Ritz), como siempre, tampoco contó este año, de nuevo como en 2021, por culpa de la pandemia, con la tradicional cena de gala y sí una descafeinada presentación de los ganadores a la prensa oficiada por Lídia Heredia.

Más paralelismos. Ninguno de los dos son unos recién llegados en la publicación. Martín Rodrigo ya debutó en el 2016 con ‘Azules son las horas’, biografía novelada de Sofía Casanova, corresponsal de guerra para ABC durante la primera guerra mundial. Ahora con la novela ganadora Las formas del querer se ha adentrado en la ficción pura mientras que Cruanyes, corresponsal político tiene en su haber diversos libros de crónicas y análisis perodístico. Y lo que es más sorprendente, ambos se basan en las propias memorias familiares para componer sus libros. Fantasear con la realidad

La novela de Martín Rodrigo, 'Las formas del querer', nace del convencimiento de la autora, que perdió a su madre a los 14 años de que la escritura y la ficciones surgen para explicarnos a nosotros mismos y para encontrar alivio en ello. “Creo en el poder terapéutico de la literatura y mi protagonista, Noray también está convencida de que lo que no se nombra no existe”. Ese personaje que está atravesando un crisis emocional por una gran pérdida se decide a escribir la novela de su familia, desde la Guerra Civil hasta el presente, acompañándose de los personajes de su vida.  Noray, sí como esos grandes y redondos elementos donde se amarran los barcos, irá descubriendo que “la mejor manera de amar, de las muchas formas que existen, es es amarse a en sí misma. Está convencida la periodista de que muchos familiares y conocidos creerán verse retratados en los personajes de la obra y se equivocarán. "He cogido ese armazón de recuerdos y de situaciones para inventar e imaginar. Lo he tergiversado a tope".

Respectado al título, que a algunos les podría retrotraer al de la célebre copla, a Martín Rodrigo le lleva a concebir el amor como un fórmula contra los tiempos oscuros que, ella asegura, estamos viviendo: "Y no solo por la pandemia, tenemos que ser conscientes de que esas forma del querer son tan infinitas casi como el amor, no solo el amor heterosexual o el homosexual, el de la familia, pero también la amistad que para mí es una de las mejores formas que tiene el amor"

Una historia de Canet de Mar

La casualidad –a Martín Rodrigo le gusta más hablar de causalidad- ha hecho que el libro de Cruanyes se base también en sus propias memorias familiares. El detonante de ‘La vall de la llum’, es la muerte del abuelo, afectado de demencia senil y con los recuerdos fracturados, que ocurrió en la primera ola de la pandemia. El periodista de TV-3, nacido en Canet de Mar, también coincide con Rodrigo en la idea de la sanación por la escritura, algo que necesitaba él mismo pero también su padre y sus tías que le ayudaron a reconstruir la historia de aquel hombre y sus secretos que fue un niño capaz de sobrevivir a la guerra civil y que, como mucho otros, acabó sus días a causa del terrible virus. “En la historia de mi abuelo he encontrado a alguien que deseaba ser trascendido y recordado y espero haber logrado eso”. Esa voluntad personal se completa en la del propio presentador que necesitaba reafirmar sus raíces junto a la familia que ha formado con su marido Eugeni Villalbí, jefe de gabinete de la secretaría General de ERC y sus hijos, Elies y Joana. Pero también es la historia de un pequeño pueblo de pescadores que se ve obligado a despertar a la modernidad con aspectos que no excluyen la violencia. 

Era de justicia que en la edición 2022 del premio Nadal se hiciera un pequeño homenaje a la memoria de Carmen Laforet, -recordada por Heredia- la autora barcelonesa que renovó la literatura en castellano y de la que el pasado año se celebró un centenario que demostró la perdurabilidad de su obra, no solo por la cantidad de artículos en prensa que recordaron su valor sino, y esto es lo más importante, por lo mucho que se han volcado los lectores en la recuperación de su obra maestra, ‘Nada’, novela cuyo premio echó a andar el Nadal en 1944, y acuñó el prestigio de los primeros años de un galardón que también obtuvieron Ana María Matute y Miguel Delibes. En el 2021, 77 años después de su aparición, la novela ha regresado a los ránkings de los superventas y acumula más de 50.000 ejemplares vendidos de la edición especial del sello Destino, aunque realmente haya sido una novela que no ha dejado de venderse nunca.