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Josep Maria Esquirol Filósofo y Premio Nacional de Ensayo

«Los pensamientos más profundos pueden expresarse a través del lenguaje coloquial»

«Es preocupante que la enseñanza no dé más peso a la asignatura de Filosofía, donde se cultiva la reflexión de forma más directa»

El filósofo catalán Josep Maria Esquirol firmó libros ayer en La Biblioteca de Babel y conferenció después en Can Alcover.

Obtuvo el preciado galardón en 2016 con ‘La resistencia íntima’, que acercó la «filosofía de proximidad» al gran público. Esta relevante voz del pensamiento contemporáneo presentó ayer en Palma su última obra, ‘Humano, más humano’, durante la conferencia ‘Tocat, però no enfonsat’.

Creíamos que la pandemia nos volvería más humanos y no ha sido así. ¿Por qué?

Considero que todavía no ha transcurrido el tiempo suficiente para responder ni afirmativa ni negativamente. Quién sabe si con el tiempo, cuando este episodio haya quedado atrás, exista una mayor humanidad. Uno siempre espera que los acontecimientos vividos a nivel colectivo puedan servir para incrementar los lazos humanos más valiosos, así como la solidaridad entre nosotros.

¿De ahí el título Tocado, pero no hundido? ¿Hay esperanza?

Sobre la esperanza se puede reflexionar en una dimensión de carácter social, teniendo como base un momento histórico, en este caso el presente, ofreciendo un diagnóstico y un pronóstico; o hablar de la esperanza como un rasgo esencial del ser humano, que es lo que a mí me interesa. Hago una reflexión fundamental sobre la manera de ser y, en este caso, qué lugar ocupa el hecho de la espera, de la esperanza.

Plantea un viaje hacia nuestro interior. ¿Qué encontraremos?

No es exactamente al interior, sino hacia lo que yo denomino la hondura, la profundidad de lo humano. Evito la terminología «interior» y «exterior» debido a que no hay una contraposición, sino que lo más profundo del ser, la reflexión sobre lo más humano de lo humano, puede estar a la vez muy abierto. En absoluto está reñido, no es incompatible. La imagen que me parece adecuada es la de una especie de surco.

No se trata de mindfulness.

No, no doy una receta mágica para ser más felices, más buenos, superarnos a nosotros mismos ni esas cosas. Se trata de un ensayo en cierto modo austero con una reflexión más seria. Cuando uno piensa se da cuenta de que todo es muy difícil y que para las cosas importantes se requiere tiempo y paciencia. Un cambio no surge adoptando técnicas sencillas, sino que se produce cuando uno realmente va comprendiendo la hondura que lo constituye, por lo que va modificando su mirada y llega a un cambio de actitud, de relación con todo lo demás. Mi reflexión versa sobre tener una mayor comprensión de nuestra hondura, esperando que sea al mismo tiempo una manera de orientar la acción. Cuando una persona comprende mejor una situación, se orienta en ella más fácilmente.

¿Por qué afirma que el pan y el canto son suficientes?

Los utilizo como imágenes, es decir, como recursos metafóricos de las dos dimensiones de lo más esencial en el ser humano. El pan es el alimento básico, el hogar, la proximidad, la compañía, por el hecho de compartirlo; y el canto refleja la alegría de la vida, el dar gracias por las cosas más bellas, bondadosas y emocionantes.

Con su lenguaje coloquial ha creado la filosofía de proximidad y se acerca a todos los públicos. ¿Es resultado de su experiencia como profesor?

No son textos divulgativos, pero estoy muy agradecido de que haya buenos lectores, porque los textos que escribo no evitan la dificultad. Sin embargo, intentan ser amables, con un lenguaje que en la medida de lo posible huya de los tecnicismos, de palabras vinculadas a una jerga filosófica. Al evitarlo, adquiere mayor peso el uso del lenguaje coloquial, que considero el más rico de todos. No es que yo haga una concesión, sino que los pensamientos más profundos pueden expresarse a través del lenguaje coloquial. En la historia de la Filosofía tenemos muchos ejemplos de utilización de un lenguaje abstruso, aunque también muchos pensadores han recurrido a palabras corrientes y sencillas para exponer unas ideas muy elevadas.

La nueva ley de Educación, la Lomloe, se carga Filosofía en Educación Secundaria. ¿Por qué no se le da importancia?

Es inexplicable. Acaban con unos espacios donde se cultiva la reflexión de forma más directa, algo imprescindible. Es preocupante que la enseñanza no dé más peso a este entrenamiento para tener una mirada atenta, más madura, tal como aporta la asignatura de Filosofía.

Quienes no hagan Bachiller ni conocerán a los filósofos.

No es una cuestión de batallar entre las diferentes asignaturas, de que cada grupo académico o área del conocimiento aspire a que lo suyo tenga más presencia en el currículum de Secundaria o Bachillerato, sino que la política educativa lleva años que no está yendo en la dirección adecuada con la disminución en general de las asignaturas de Humanidades. Es muy preocupante, ya que sin duda deberían ocupar un lugar nuclear en la enseñanza.

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