Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

BENITO ZAMBRANO Director de cine

“Mi deseo es ser útil con mi cine para intentar construir una mejor sociedad”

“Nos hemos hecho esclavos de las cosas”, critica el realizador que estrena nuevo filme en salas, “Pan de limón con semillas de amapola”

Benito Zambrano. /JUAN NAHARRO

Retazos de los diálogos o escenas de “Solas”, “Habana blues” o “La voz dormida” resuenan años después en las mentes de que las vieron. Su director, Benito Zambrano, retorna a los cines hoy con su nuevo filme, “Pan de limón con semillas de amapola”, en el que una vez tocará el alma con sus personajes e historias protagonizados por Eva Martín y Elia Galera, entre otras actrices.

–¿Cómo llegó esta película?   

–Este es un proyecto del que se enamoró Filmax, la productora. Con la historia tuve una conexión. Es una muy bonita, con el personaje de Marina y sus traumas de infancia; el de Anna con un presente que no quiere y una vida frustrada y un matrimonio fracasado. Vi un montón de temas con los que empecé a conectarme, como esa tribu de mujeres que empiezan a vivir juntas y apoyarse, la historia de amor, el apoyo entre hermanas... que se unen con la historia de Marina en África y los cooperantes, gente que entrega su vida por los demás. Son mis héroes.

–Cuando Marina está en África y tiene que volver a Mallorca dice que le da miedo volver porque es un lugar que le remueve cosas. ¿A usted qué lugar le remueve?   

–¿A mí? Mi lugar en el mundo está claro que es mi pueblo, Nebrija (Sevilla). Cuando vuelvo, siempre me hace sentir cosas especiales. Después, hay otro que siempre será especial, Cuba. Allí, estudié, viví y rodé una película... es como mi otra patria.

–En el filme, también se trata lo de aprender a vivir sin dinero. Aún queriendo, ¿por qué cree que es tan difícil lograrlo?   

–Todo cuesta mucho y nos hemos sobrecargado. Vivimos en la sociedad del hiperconsumismo donde nos están bombardeando todo el rato con ‘tienes que comprar’, ‘ tienes que tener’. ¿Qué ha ocurrido con todo eso? Que, al final, nos hemos hecho esclavos de las cosas. En vez de estar estas a nuestro servicio, somos nosotros los que estamos al servicio de ellas. Es difícil vivir en la sociedad sin dinero. Es un poco lo que reclama el personaje de la niña y que tiene que ver en parte con la frustración de esta familia que se ha roto en la que importa más el estatus que la familia en sí misma. Eso es lo que sufre la niña y que va a golpear a la madre. La llegada de Marina a la isla (Mallorca) es una revolución porque una hermana ayuda a la otra a cambiar y la otra también la ayuda a modificarse.

–Precisamente, la película es una oda a la familia. En la calle y los medios, se habla de la crisis de esta, ¿cómo ve usted el problema?   

–Estamos viviendo algo que otros países llevan años viviendo. Uno ya no vive donde nace. Ahora lo que está globalizado es el desarraigo porque todo el mundo vive lejos voluntaria o forzadamente. Eso afecta a la familia porque si eres andaluz y estás en Madrid, no tienes a tu familia cerca. La sociedad ha cambiado; la mujer, también, incorporándose al trabajo, tomando decisiones de su vida sin depender de un hombre... eso también hace que muchas parejas rompan porque si no hay amor no tiene sentido seguir juntos, cuando antes era una obligación. Hay un montón de cosas que han cambiado. Ahora, se han creado nuevos tipos de familias, nuevas tribus, con la suma de vecinos, amigos...

–Hay dos personajes que sienten vértigo a la hora de afrontar ser madre o padre, ¿el cine debe dar respuestas a estas problemáticas o debe solo entretener?   

–Entretener, siempre. No aburrir es fundamental, para mí. Es la máxima. Lo que pasa es que el cine como disciplina artística tiene que servir para algo; si solo es para entretener, a mí, no me sirve. El espectador debe estar conectado contigo y vivir tu historia. El cine debe aportar algo más, no podemos hacer cine para no contar nada. Mi deseo es ser útil con mi cine para intentar construir y hacer una mejor sociedad y ser mejor persona.

–¿Por qué hay personas a las que les cuesta decir te quiero?   

–A todos nos cuesta mostrar los sentimientos, a todos nos cuesta decir te quiero. Culturalmente, está mal visto mostrar las emociones. Lo de ‘llorar no es de hombres’ afortunadamente ha quedado atrás. El hombre ahora es mucho más sensible. Eso lo vivimos con la película con hombres que dicen que se han hartado de llorar, lo dicen sin reparos. Era impensable hace unos años.

“Hago bizcocho de limón pero soy de esa generación que no aprendió a cocinar”

decoration

–¿Lo que usted buscaba en el cine ha cambiado en estos años o sigue intacto?   

–El motivo por el que quería hacer cine no ha cambiado, se ha fortalecido. La importancia de hacer cine está en función de obtener la tranquilidad de que mis películas sirvan, tengan una utilidad para alguien, que sirvan para construir una sociedad un poquito mejor.

–Una duda, ¿ha aprovechado para hacer la receta del pan de limón o no se le dan bien los fogones?   

–Se me dan regulín. Si me pongo, no se me da mal cocinar. He hecho los típicos bizcochos de limón con mi hija, que nos lo pasamos pipa. Hago también otras cosillas pero soy de esa generación que no aprendió a cocinar porque en su casa cocinaban su madre y hermanas. Tenía que haber aprendido. También viví mucho tiempo en un internado. En Cuba, en la escuela de cine, era una residencia, tampoco tuve necesidad de aprender a cocinar; ahora es cuando estoy aprendiendo a cocinar.

–La película muestra otra Mallorca, más rural, más slow...   El enclave de la playa, la panadería, la casa son muy bellas.

–La novela se desarrolla en Valldemós, Molina y tuvimos la suerte cuando fuimos a rodar que el pueblo que mejor nos venía era Valldemós, rodamos en el mismo hotelito donde transcurre la novela. Fue una casualidad muy bonita.

Compartir el artículo

stats