Los talleres de Leonado Da Vinci eran centros en los que decenas de artistas aprendían a pintar y a realizar otros trabajos relacionados con todo lo que el maestro llevaba a cabo en su vida de creación. El más importante se estableció en Milán durante la época de Ludovico Sforza, al que acudieron Antonio Boltraffio y Marco d’Oggiono. Una de las actividades del taller era la realización de copias, conocidas como 'ritratti'. Los discípulos y colaboradores copiaban las obras de Da Vinci una vez terminadas por el autor y en otras ocasiones éste les permitía que las pintasen durante el mismo proceso de creación de las obras. Así ocurrió con una copia de la Mona Lisa propiedad del Museo del Prado, restaurada hace diez años, que ahora se expone junto a otros trabajos de discípulos de Da Vinci. Hasta hace poco se pensaba que ésta era una reproducción de la Gioconda copiada por alguno de los que acudían al taller de Da Vinci una vez terminada la obra, pero las investigaciones realizadas utilizando las últimas tecnologías, como reflectografías infrarrojas, han permitido descubrimientos asombrosos relacionados con esta reproducción. Se sabía que esta era la copia más temprana existente de la Mona Lisa, pero los últimos análisis han deducido que, hasta un determinado momento, la obra se realizó simultáneamente a la que hacía el propio Da Vinci. Cada vez que el autor corregía el original, el copista hacía lo mismo, reproduciendo así todo el proceso de elaboración de la obra, más complejo que el de una simple copia. También se ha llegado a identificar al autor de esta Gioconda como el mismo que realizó la copia de la Santa Ana que se conserva en el Hammer Museum de Los Ángeles y la versión Ganay del Salvator Mundi, ambas presentes en la exposición monográfica que el Museo del Prado ha organizado en torno a este tema con el título “Leonardo y la copia de Mona Lisa. Nuevos planteamientos sobre la práctica del taller vinciano”. Se sabe que las tres obras se hicieron bajo la supervisión de Da Vinci. Lo que se desconoce es el nombre de este aventajado discípulo.

Las investigaciones sobre estas obras que ahora se exponen se llevaron a cabo por instituciones del mismo Prado, del Louvre y de la National Gallery de Londres, apoyados por el Laboratorio de Arqueología Molecular de la Sorbona. Los resultados de estos análisis concluyen interesantes revelaciones sobre el círculo más cercano de Da Vinci y los métodos de enseñanza de su taller durante la transición entre los siglos XV y XVI, incluidos los tratados y las técnicas pictóricas del maestro. Gracias a las nuevas investigaciones y a los dibujos que acompañan las obras se puede profundizar sobre el concepto de original, sobre las funciones de las distintas copias según los prototipos de los grandes maestros y sobre cómo los discípulos asimilaban el bagaje teórico de los creadores.

Según las investigaciones realizadas con las nuevas tecnologías, los discípulos de Da Vinci también completaban algunos de los cuadros del maestro, siguiendo sus instrucciones, cuando éste no podía debido a sus muchas ocupaciones o a otras causas. En uno de los textos del catálogo de esta exposición, la comisaria Ana González Mozo dice que hubo momentos en los que Da Vinci no soportaba pintar y eran sus garzoni los que lo hacían por él. Así ocurrió con las dos primeras versiones de “La Virgen del huso”, el “Salvador adolescente” o “El Niño Jesús abrazado a un cordero”.

“El Salvador adolescente” (atribuido a Antonio Boltraffio).

'Niño Jesús abrazado a un cordero'.

Algunas de las copias de esta exposición son testimonios excepcionales de las reflexiones y de las correcciones de Da Vinci sobre sus obras y permiten descubrir los métodos para reproducir los fenómenos cromáticos y lumínicos de sus cuadros. Aunque Da Vinci supervisaba los trabajos de sus discípulos, les permitía que éstos mantuviesen su propio estilo y sus técnicas personales. Esta autonomía se manifiesta en “Leda y el cisne”, de la que existen variantes diversas que demuestran cómo los discípulos aprovechaban las ideas de su maestro.

Además de las tres obras del mismo copista, la exposición reúne otras dos de Fernando Llanos y Andrea del Sarto y algunos dibujos que muestran el proceso de creación de Da Vinci.

'Salvator Mundi' (versión Ganay).

'Leda y el cisne', a partir de Leonardo da Vinci.