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Con ciencia | Lista negra

El último número de ‘Nature’.

La publicación en revistas de alto factor de impacto —con artículos muy citados— es la clave más fiable que existe para evaluar la calidad de cualquier investigación. Todas las revistas que aparecen en los lugares más altos de las listas de prestigio evalúan los artículos recibidos por medio de lo que se denomina revisión por pares, de forma que son especialistas en la misma materia quienes, de forma anónima, es decir, sin saber quiénes son los autores de los trabajos sometidos a evaluación, los aceptan, los rechazan o sugieren cambios que podrían llevar a ser publicados.

Para calificar, a su vez, a las revistas existen herramientas al estilo del Journal Citation Reports —incluida en la Web of Sciences y a la que puede accederse de manera directa desde la propia página del Ministerio de Ciencia e Innovación—, que clasifica las revistas por su factor de impacto. Las tres revistas multidisciplinares —que no publican artículos sólo de un determinado campo científico en particular— con mayor factor de impacto en 2020 son Nature, Science y National Science Review. Las dos primeras superan las 40 citas en promedio por cada artículo publicado.

Ha supuesto, pues, toda una alarma que la agencia encargada de valorar los méritos de los investigadores españoles, la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), formada por evaluadores independientes pero controlada por el Ministerio de Universidades, haya hecho públicos los nuevos criterios que van a seguirse para determinar la excelencia de nuestros científicos, calificando de «depredadoras» las revistas que hacen trampas para incrementar de forma artificial su factor de impacto y recomendando a los investigadores españoles no publicar en las que se califican de tales. Pues bien, ¡Nature y Science forman parte de esa lista negra! Se les acusa desde la ANECA de promover la autocita (citas de artículos anteriores de la propia revista). Pero se da el caso de que la herramienta Journal Citation Reports incluye como norma la detección y eliminación de las revistas que siguen ese procedimiento.

Parece que la ANECA ha contratado expertos para determinar la calidad de las revistas que no saben demasiado de qué hablan. Deben ignorar que son muy raros los científicos de gran prestigio en el mundo que no publiquen en las revistas contenidas en esa irrisoria lista negra. Por añadidura, los supuestos expertos critican lo que hay que pagar, por ejemplo, para publicar en Nature y la ANECA anima a hacerlo en revistas de acceso abierto. Pero publicar en Nature no cuesta nada salvo que uno quiera que su trabajo sea abierto, y es en ese caso cuando se le cargan 9.500 euros. Todas las revistas de acceso abierto cobran a los autores. Dicho de otra forma, una vez más hacemos el ridículo.

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