Un diálogo con el piano de Elke San José completó el díptico (dirigida por Jessica Walker) que Analía Puentes nos trajo al Sans desde Uruguay. Dos piezas certeras sobre mujeres enormes (la Maria Antonieta que noveló Zweig – sobre la que ya escribimos en esta sección - y George Sand), privilegiadas y sacudidas - por los prejuicios y el patriarcado – al mismo tiempo.
La segunda, con el subtítulo de Mi vida es vuestra - se basa más en la trayectoria personal que en la obra de una escritora que fue notable pero que ha pasado a la historia por ese maravilloso afán de hacer de la rebeldía un propósito permanente. Ahí están los viajes (también a esta isla hostil reflejada en Un hiver à Majorque), los maridos y amantes (Dudevant, Musset, Chopin…), las transgresiones, la relación con su madre - también plasmada en su literatura – y con las sociedades, diversas, que tuvo que transitar, y combatir. Hay atmósfera y pasión en el relato que arranca de una infancia feliz (tal vez su única etapa plena) y discurre por claroscuros, por el lado amargo que siempre tiene la creación, por las decepciones y por una notoriedad adquirida a su pesar. Hay elegancia también, envuelta por la música en vivo; admiración por el personaje, sin duda, y un sentido del tempo teatral, ese hilar que casi no se puede explicar y que atesoran las buenas intérpretes.
Se acercan propuestas a tener en cuenta. Después del éxito rotundo de Souvenir, al Principal de Palma llega Cordèlia, con Núria Fiol, Ignasi Guasch y Joan Gomila (autor de la pieza) sobre el escenario; la adaptación de La Casa de los espíritus que han hecho Anna Maria Ricart y Carme Portaceli y Filumena Marturano, un clásico del teatro popular italiano dirigido por Broggi que también se podrá ver en Manacor. Hay pocas ocasiones de ver en escena una obra de Eduardo De Filippo, aprovéchenla.
Y si alguien aún no ha visto Acorar, o simplemente quiere repetir, del 1 al 3 de octubre, Toni Gomila volverá a reinar como matancer (Espai del Tub).
