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Jesús Carrasco Escritor

«Los hombres tenemos que dar el paso y cuidar de nuestros mayores, no solo las mujeres»

El escritor presentó ayer en Palma ‘Llévame a casa’ tras el éxito de la premiada ‘Intemperie’, llevada al cine por Benito Zambrano

El escritor Jesús Carrasco ayer en la librería Rata Corner antes de presentar ‘Llévame a casa’. | GUILLEM BOSCH

¿Qué buscamos al alejarnos de nuestros orígenes?

A nosotros mismos. Creo que salir de casa o de tus orígenes te proporciona una distancia para poder regresar o contemplar el lugar del que vienes con mesura, con justicia. A veces somos muy críticos, sobre todo cuando eres joven, con la suerte que tienes, la familia, el país, la tierra que te ha tocado… Si sales y pasa el tiempo y tomas perspectiva espacial y temporal, todo esto se atenúa, se atempera. Uno es capaz de tener una visión más justa de sí mismo, uno se conoce mejor yéndose de sus orígenes. Después hay gente que regresa y gente que no.

¿La vuelta no deseada impide valorar lo que uno tiene cerca?

Es una experiencia individual. En el caso de la novela, la vuelta es agridulce. Aunque sea de una manera forzada, se encuentra con una realidad que no conocía y en cierto modo se reconcilia con ella. No sabemos qué ocurrirá después de la última página, pero sí intento contemplar una cierta esperanza o comprensión más justa de aquello que dejó atrás.

¿La dicotomía entre ser libre y lo que se espera de uno hace que acabe huyendo?

Pienso que es una encrucijada típicamente humana, elegir entre lo que somos y lo que se espera de nosotros. Educar viene del latín educere, dar forma, y al final esa forma te la da otro, porque eres un infante cuando la recibes, y a veces, aunque la educación sea bienintencionada, puede ir en contra de lo que uno es, es decir, de la naturaleza del ser. Llega un momento en que lo descubres o no. Puedes vivir toda la vida con una mochila que no era la tuya o darle la vuelta a esa situación y deshacerte de aquello que crees que no es lo que te corresponde. La dicotomía es una parte central de la vida. En algún momento, nos encontramos con que no nos encajan bien los zapatos que nos han puesto y debemos resolver esa cuestión. Hay gente que lo hace de manera libérrima, otra que se adocena, que se conforma y otra que ni se da cuenta. En el caso de las familias, que es una horma clarísima en la sociedad mediterránea, se esperan cosas muy claras. Suelo definirlo como las viscosidades de la familia, que a veces no te dejan avanzar hacia donde quieres o con la velocidad que quieres. Te retienen con una especie de deber, como cuidar de la madre en la novela.

¿Las mujeres se sienten más responsables que los hombres del cuidado de los padres?

La sociedad las ha hecho más responsables de los cuidados a nivel profesional y familiar, en el pasado y ahora. Hasta hace bien poco era casi una obligación y las mujeres de una generación atrás lo tenían clarísimo, aunque está empezando a cambiar. El tema de los cuidados se ha puesto encima de la mesa, ahora forma parte del debate social, pero desde luego es evidente que las mujeres siguen siendo las que se hacen cargo de esos cuidados de forma mayoritaria y tiene que revertirse. Los hombres debemos dar el paso, entrar en la casa y decir: esto forma parte de la vida, de las obligaciones y desde luego de la justicia.

¿Qué deuda debe saldar un hijo con sus padres?

Así como el contrato de los padres te lo dan al nacer tu hijo, el de los hijos se redacta durante la vida y cada familia resuelve su deuda a su manera y tiene que encontrar un pacto en función de las condiciones y la latitud en que haya nacido. En la mediterránea seguramente es diferente que en la nórdica o Japón. Muchas veces pienso en situaciones extremas, como qué sentimiento de deuda puede tener un hijo hacia unos padres que le han abandonado, maltratado, abusado o cualquier horror. Probablemente ninguno.

En esta novela ha puesto la lupa en lo cotidiano y afirma que es casi autobiográfica.

Este interés en regresar a lo cercano, al corto radio, me ha ayudado a terminar una novela que me gusta, a diferencia de lo que me ocurrió con otras que al final no publiqué. Una cosa es lo cotidiano y otra lo personal, qué hay de mi vida en ello. En este caso coincide lo cercano con lo personal y para mí fue sencillo. De hecho, terminé el libro mucho más rápido que las otras novelas. En 30 o 40 días había escrito un manuscrito de unas 240 páginas porque tenía el material muy a mano, en el bolsillo, una experiencia que hasta ese momento no me había ocurrido.

Rata Corner y La Biblioteca de Babel tendrán charlas entre escritores

Rata Corner y La Biblioteca de Babel participan en el programa ‘Afinidades electivas’, organizado por el ministerio de Cultura y en el que ambas librerías de Palma acogerán en septiembre y octubre encuentros entre escritores. Se trata de charlas literarias entre dos escritores y traductores que desarrollen su trabajo en las diferentes lenguas oficiales del Estado. El objetivo, entre otros, es que «busquen semejanzas, conexiones y caminos divergentes entre sus trabajos», según una nota de Cultura.

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