Entre conciertos y ríos de gente, en un ambiente que pese a las mascarillas y los controles de acceso por momentos hizo olvidar la pandemia, se inauguró anoche una nueva edición de la Nitx de l’Art, arranque de los diez días de fiesta en los que se adentra Felanitx esta semana y cuyo culmen llegará el 27 y 28 de agosto con la revetlla de Sant Agustí y la emblemática resurrección de la Quica. La Nitx de l’Art se alargará hasta el mismo día de la revetlla con un programa variado y ambicioso que además de las múltiples exposiciones incluye conciertos y obras de microteatro. Hasta 32 espacios repartidos por el pueblo abrieron ayer sus puertas al público, un incremento notable respecto a los doce de 2020. De hecho la edición de este año recuerda más bien a la de 2019. (Vea aquí la galería).

El itinerario de exposiciones cuenta con el aliciente de poder admirar algunas de las viejas casas señoriales del pueblo, reconvertidas temporal o permanentemente en galerías. Es el caso del enorme casal en el Passeig Ernest Mestre que acogió la exposición colectiva de fotografía Ple d’absència, comisariada por Javier Català y Eva Manresa, con impactantes imágenes de Àngel Romaguera y otros fotógrafos. En Can Cabestre, una casa del Carrer Major convertida desde hace años en galería, se pueden contemplar obras de Jaume Prohens y otros artistas.

La modista Antònia Camia, antigua residente en el barrio palmesano de sa Gerreria, acogió en su taller dentro del ciclo de exposiciones In Vitro una inquietante instalación de Tònia Meravell. La joven felanitxera, de apenas 22 años, forma parte de la fecunda escena de dibujantes isleños a la que pertenecen Lluïsa Febrer, Lluís Juncosa o Pere Salvà.

En el circuito más institucional, la Casa de Cultura mostró obras de los premiados en el Certamen de Artes Plásticas de Felanitx, y la fundación Barceló –del hotelero, no del pintor–, abrió excepcionalmente sus puertas para mostrar parte de su fondo con obras de Joan Miró, Pere Bennàssar o Juli Ramis, además de la exposición monográfica a cargo de Pilar Peré.

Aunque la mayoría de las exposiciones abrieron a las 19h no fue hasta acabar el pregón cerca de las 21:30h que la gente se animó a llenar las calles. Los espacios podrán permanecer abiertos hasta las 24h. Al cierre de esta edición, la música de los diferentes conciertos todavía podía oírse desde casi cualquier punto del pueblo.