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David Summers: «Con las canciones pasa como con las personas, solo hay dos tipos: buenas y malas»

El cantante y compositor actuará junto a la mítica banda de los ochenta el próximo viernes en el ciclo de conciertos de Port Adriano

David Summers, en plena actuación.

 El vocalista y líder de Hombres G admite que «ser Summers» te lleva «a ser artista». Sacará junto a su grupo nuevo disco el próximo mes de octubre. ‘La esquina de Rowland’, el título, es un homenaje a aquel local en el que empezaron las primeras relaciones de pareja y las primeras borracheras. «Fue el origen de todo».

¿Ser un Summers imprime carácter? 

(Sonríe) Bueno, espero que sí. Summers imprime cierta inclinación al arte. En mi familia hay pintores, dibujantes, algunos músicos y, por supuesto, cineastas como mi padre. Ser Summers te lleva a ser artista.  

Ustedes, Hombres G, son boomers, pero muchos de sus seguidores son millennials. ¿Cómo se conjuga esa relación?

De entrada es una cosa curiosa y sorprendente. Pero es muy agradable. Nunca imaginamos que esto iba a pasar, que después de tantos años pudiéramos llegar a los hijos y a los nietos de nuestros fans de los ochenta. Quizás tenga que ver que las canciones bonitas no caducan y llegan a más de una generación. 

La esquina del Rowland es su último álbum, que aparecerá en octubre. ¿Por qué la referencia a ese bar de Madrid?

Porque allí empezó todo. En el Rowland, cuando teníamos diecisiete y dieciocho años, empezamos a soñar. Sueños nada ambiciosos, cercanos, como grabar un disco, como gustar al público. En el Rowland empezaron las primeras relaciones de pareja, allí tuvimos nuestras primeras borracheras. Fue el origen de todo. Y en ese disco he querido recuperar esa esencia e intentar averiguar cuál fue el detonante que nos hizo músicos. 

¿Siguen pensando que la cagó Burt Lancaster?

Es una pena que las generaciones de hoy no conozcan esos nombres de la historia del cine. Deberíamos dar más voz a esas grandes estrellas del cine. De todas maneras, el juego de palabras sigue vigente, independientemente que sepas quien fue Burt Lancaster.  

El mundo del cine siempre le ha tocado cerca y ha influido en sus canciones.

Así es. Soy un loco del cine y más aún del cine clásico. He metido frases y títulos de películas en muchas letras de mis canciones. El mundo del cine ha sido un referente y me ayuda a la hora de componer. De las películas he aprendido cómo tratar el amor, la ternura. Sigo el camino de los grandes maestros. Me paso muchas horas libres del día viendo cine clásico, películas de entre los años 30 a los 80.  

De hecho lo de la G proviene del cine de gánsteres.  

Buscando nombre para el grupo coincidió que estábamos viendo G Men, una película de los años treinta con el gran James Cagney, así que pensamos, ¿y por qué no Hombres G? Y así quedó.  

¿Cuándo piensa ir a Venezia?

(Sonríe) He ido, pero mucho después de haber compuesto la canción. Qué maravilla de ciudad. Y, por qué no decirlo, de canción también. Venezia creo que es una canción muy bonita.  

Hábleme de Voy a pasármelo bien, la película.

Ayer mismo empezó el rodaje. Nosotros no actuamos en ella, a lo sumo un cameo. Es una historia en clave de musical, en la que se muestra cómo jóvenes adolescentes se enamoran y se reencuentran años más tarde. Una historia de amor con nuestra música como banda sonora. Una gran producción que tiene el valor añadido de tener una muy buena coreografía. Somos coproductores, no actores.

¿Se puede seguir sufriendo como un mamón a los sesenta años?

Sí, y se sufre más, pues te duele todo. 

¿Cómo explica el éxito con unas letras tan surrealistas?

Porque siempre que haces algo nuevo y distinto puede sonreírte la fortuna de ser admirado y seguido. Ese es el secreto, hacer algo que no hacen los demás, tener algo de original. Cuarenta años después seguimos por el mismo camino, el de ser nosotros mismos e intentar hacer canciones bonitas. Con las canciones pasa como con las personas, solamente existen dos tipos, las buenas y las malas.  

Que una banda de pop/rock conserve los mismos músicos desde el inicio y después de cuarenta años es una rareza.

Es más que una rareza, es un caso único, no conozco otro ejemplo. Cuarenta años juntos y hemos mantenido la amistad, que nos ha dado fuerza para continuar. Y no solamente somos amigos los cuatro del grupo, también con los del equipo técnico formamos como una gran familia de más de quince personas. 

Aunque vivieron el auge de la Movida madrileña, nunca fueron incluidos en ella. ¿Por qué?

Porque llegamos al final, éramos fans de los grupos y solistas de la Movida, pero no pertenecíamos a ella. La Movida tenía algo de underground, pero no entendía de éxitos masivos.  

Hubo algún tiempo en el que fueron calificados de grupo para pijos.

Es como una coletilla que se nos puso, aunque sin ninguna base. Al principio te molesta, luego te cansa y al final te aburre. Un rollo. Pero nosotros no somos ni macarras ni aristócratas, somos gente de clase media, aunque a mí me da un cierto lustre ser hijo de Manuel Summers. ¿Pijos? No sé hasta qué punto. Dónde realmente triunfábamos era en los barrios humildes. Podíamos tocar en Pachá pero al día siguiente en Getafe venían miles de personas a aplaudirnos.

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