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La tienda de fotos de Leo Frischer revela el nazismo en Mallorca

Un documental cuenta la historia de un judío refugiado en Esporles y pone de relieve las expulsiones metódicas que se produjeron en 1940

Un documental sobre el fotógrafo judío Leo Frischer revela el nazismo en Mallorca

Un documental sobre el fotógrafo judío Leo Frischer revela el nazismo en Mallorca M. Mielniezuk

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Un documental sobre el fotógrafo judío Leo Frischer revela el nazismo en Mallorca Raquel Galán

Leo y Elsa Frischer vivían en Hamburgo en los años 30, donde regentaban una tienda de fotos. Les iba bien, por lo que cuando Hitler ganó las elecciones en 1933 (Leo era judío), ni se plantearon abandonar su país. Comenzaron a marcharse quienes tenían más dinero, pero ellos continuaron en la próspera ciudad natal de Elsa. Durante esa época, él confiaba en que el Führer terminaría siendo asesinado y se detendría el cerco cada vez más estrecho contra los llamados «indeseables», tal como les tildaba el régimen nazi.

Llegó noviembre de 1938 y la noche de los cristales rotos. Unas semanas después el matrimonio Frischer decidió huir. En el primer destino, Tánger, separaron sus vidas, tal vez porque ella tenía pasaporte, al no ser judía, y podría buscar un lugar más seguro. Elsa acabó en un pueblo de Gales (Ruthin) y su marido recaló en Esporles con otros dos matrimonios mixtos (las mujeres no eran judías) que escapaban del nazismo. Nunca imaginaron que aquí también serían perseguidos y enviados a Miranda del Ebro, uno de los numerosos campos de concentración del régimen franquista.

El documental L’alemany de la botiga de fotos, coproducido por Quindrop e IB3 y que se emitirá en verano, narra en dos planos temporales la historia del fotógrafo y la investigación que iniciaron tras un reportaje de DIARIO de MALLORCA en 2014 que relata que el Grup de Memòria Històrica d’Esporles encontró la orden de expulsión de Leo Frischer en el archivo municipal, entre otros muchos documentos de represaliados por el franquismo. Los vecinos Pere Bueno y Juan José Pérez Bordoy quedaron impactados por el hallazgo, empezaron a recabar más información oral y escrita y lograron el valioso testimonio de una lúcida esporlerina de 97 años que conoció a Leo.

«No sabíamos que íbamos a hacer un documental, pero era necesario grabarla para no perder esta historia, porque le recordaba pero era una mujer muy mayor», tal como explica el hermano de Juan José y director del metraje, Luis Pérez. Francisca Mir, cuyo malnom era roseta, ya fallecida, les contó hace seis años que los cinco alemanes llegaron en 1939 al pueblo, se instalaron en la calle Nou de Sant Pere número 11, que ahora es el 13, y fueron muy bien acogidos, tanto que el padre de Francisca ejerció de valedor de Leo Frischer.

Allí montó la tienda Fotos Esporlas y durante nueve meses retrató a los lugareños que le pedían una foto, sobre todo de boda, «muchas veces la única que se hacía un matrimonio en toda su vida». Roseta le tenía aprecio y hasta compartían chimenea los días más fríos. El 16 de junio de 1940 Leo recibió una «orden de expulsión del territorio español» enviada por el comisario jefe de Investigación y Vigilancia. Un mes después llegó un nuevo requerimiento y tanto él como los dos matrimonios desaparecieron. La joven carnicera esporlerina creyó hasta su muerte que todos ellos habían sido asesinados.

El protagonista del documental y sus compatriotas, Hans y Lissy Mayer-Classen y Dalbert y Henriette Ritter, fueron expulsados, lo que significa según el director que «las leyes raciales de Núremberg estaban vigentes aquí e incluso usaban el mismo concepto para referirse a ellos, «indeseables», y ponían la letra ‘J’ en rojo en los dosieres de seguimiento, algo que se hacía en los pasaportes en la Alemania nazi».

Leo y Elsa Frischer en su tienda de fotos de Hamburgo Archivo Ann Roberts

Cuando Hitler perdió la guerra en el 45, «Franco comenzó su acercamiento a los países aliados y no le interesaba dejar huella de lo que había hecho a favor del régimen del Führer, por lo que se destruyó gran parte de la documentación que daba fe del estrecho control a los judíos». Lo cuenta Pérez para remarcar la suerte que tuvieron al encontrar en el Arxiu del Regne de Mallorca unos dosieres «excepcionales»: los de los cinco alemanes que se refugiaron en Esporles.

«Existen más de 200 páginas con toda la información de la vigilancia a la que fueron sometidos. Las hermanas Lissy y Henriette, como no eran judías, tenían su propia carpeta independiente de la de sus maridos», detalla el responsable de L’alemany de la botiga de fotos, cuyo guionista es Pedro de Échave y el realizador, Nofre Moyà. Su teoría sobre la conservación de estos documentos es que se traspapelaron en 1958 tras la solicitud de Hans y Lissy Mayer-Classen (que tras huir se convirtieron en ciudadanos norteamericanos) de regresar a Mallorca. «En su dosier hay una carta del embajador de EEUU que les dice que pueden hacerlo debido a que la orden de expulsión de 1940 ya no está vigente», destaca.

La labor de investigación de Quindrop, con apoyo de la conselleria de Cultura del Consell, reveló además que «en el 40 se produjo una burocratización de las expulsiones, con números de órdenes correlativos de una quincena de perseguidos, tanto en Mallorca como en Eivissa», y que «la entrada de estas personas en campos de concentración de la España franquista se debió a que no tenían dinero para escapar a Estados Unidos, Sudamérica o donde fuese», como le ocurrió a Leo Frischer. En Miranda del Ebro perdió la comunicación por carta con su esposa, Elsa, que seguía en el pueblo de Gales, por lo que ella creyó que había muerto. Finalmente, se reencontraron en 1944 y abrieron otra tienda en la plaza Saint Peter, el mismo topónimo que la calle de Esporles.

Los hermanos Luis y Juan José Pérez conocieron la historia del matrimonio alemán gracias a otro hallazgo excepcional, esta vez por internet, ya que en Ruthin había una tienda de fotos con el nombre de Frischer. «Mi hermano logró contactar con la dueña, que había sido empleada de Leo y Elsa y casi como una hija, ya que no tuvieron descendencia, por lo que heredó el negocio. Se llama Ann Roberts y fuimos a entrevistarla a Gales hace cinco años, en cuanto nos enteramos de su existencia, con una cámara doméstica, como la usada con la vecina nonagenaria de Esporles, y sin saber tampoco que haríamos un documental», relata el director. Les enseñó fotos de la pareja huida del nazismo y el único recuerdo que Leo pudo llevarse tras ser expulsado de la isla, una tarjeta de su tienda. Les contó anécdotas y el encargo que le hizo el fotógrafo: «Si algún día viajas a Mallorca, visita la que fue mi casa. Dejé todo mi material y los negativos en la buhardilla». Pero no queda nada de su vida en la isla, excepto un documental que honrará su memoria.

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