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El amplificador | Andrew 'B Flat' Vega, el rap de la clase trabajadora

De su Transilvania natal al Coll d’en Rabassa, donde graba, produce y mezcla. Con dos discos a sus espaldas y una «hostia de realidad», la que se dio tras ganar el Mallorca Live Talent de 2019, publica un single por mes en este 2021

El Amplificador: Andrew 'B Flat' Vega

El Amplificador: Andrew 'B Flat' Vega G. Bosch

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El Amplificador: Andrew 'B Flat' Vega Gabi Rodas

Andrew ‘B Flat’ Vega bien podría ser la banda sonora de la clase trabajadora, de los inmigrantes, de los de abajo. El trasfondo social está latente en las canciones de este rapero, productor y autor de sus propias bases, a las que se entrega en su estudio del Coll d’en Rabassa. Con dos discos a sus anchas espaldas, la pandemia le ha llevado a la reinvención. Cada mes publica en plataformas digitales un single, cargado de sarcasmo, fruto de su carisma y técnica. Tras Testify, abril se mueve al ritmo de Cardinal Points.

La urbe rumana de Târgu Mureş, en la región de Transilvania, le vio nacer en 1984. «Su nombre significa mercado de Mures y hace referencia al río que atraviesa la ciudad, uno de los más largos de Rumanía», apunta. Su primer contacto con la música lo estableció a través de un tocadiscos, con reproductor de casete incorporado, en el que no dejaban de sonar temas de Europe, Opus o Queen, y de grupos rumanos de rock como Phoenix. «El rock, en los años del comunismo, estaba muy mal visto, y quienes lo seguían o practicaban eran perseguidos y vigilados, al ser considerados rebeldes», recuerda. Tras la caída de Ceausescu, ejecutado en el 89, el país fue abriéndose, lentamente, al rock, escena en la que Andrew se probó, como guitarrista, para acabar bebiendo de otras fuentes, como la música electrónica, guiado por bandas del estilo de Depeche Mode, INXS o los Pet Shop Boys, y más tarde, del hip hop.

A los 15 años llegó a Mallorca, poco después de que lo hiciera su padre, militar de profesión y guitarrista y bajista en bodas y comuniones. Con sus padres, Andrei y Eugenia, se estableció en Porreres, y de la reserva inicial los porrerencs pasaron «al abrazo» final a sus nuevos vecinos. El pub Tunnel de plaza Gomila, club de rock muy tocado por la pandemia que recientemente ha abierto una campaña de crowdfunding para evitar el cierre, fue el primer templo sonoro que visitó en Palma, donde acabaría instalándose, en el coll d’en Rabassa. «Es un barrio muy animado, con muchos rincones diferentes: algunas calles parecen las de un pueblo mallorquín, otras zonas son muy pijas, y también tenemos nuestro gueto», señala.

El rapero Andrew ‘B Flat’ Vega, en las instalaciones de este diario. | GUILLEM BOSCH

El estudio en el que produce, mezcla y masteriza todas tus canciones se llama Diode Music y se halla en una pequeña habitación, en la casa de sus padres, con vistas y sin vecinos. Como productor ha dejado su huella en un buen número de trabajos, algunos de los cuales le hacen sacar pecho: «Estoy muy orgulloso de lo que hice para Dementia 99, una banda de rock gótico; de los singles de Stiven Cruz y de Babi Blackbull; y de mi segundo disco, Working Class Pride (2017)».

"Cuando gané el Mallorca Live Talent, fui el niño bonito, luego me fueron olvidando. Y abrí los ojos"

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‘The Outsider’ (2015) supuso su estreno discográfico en el mundo del rap. Andrew venía del rock, de militar en bandas de la isla como The Rusted Engine, Misscarry, Black Jack y Surgeon, y estaba deseoso de experimentar con el hip hop. «Quería dejar la guitarra a un lado y aprender el oficio de productor, mezclar y masterizar sin depender de otros». Y así lo hizo, como demuestra el citado Working Class Pride (2017), un disco marcado por «la rabia» que le enseñó «cómo funcionan las cosas dentro de la industria», algo así como «el trabajo de final de carrera. Venía de vivir un sinfín de emociones, felicidad, depresión y frustración, y quise sacar un disco mío de pies a cabeza», subraya.

Ganador del Mallorca Live Talent en 2019, aquel título fue «una hostia de realidad», confiesa. «Fui el niño bonito durante un tiempo, no lo veo como algo malo, pero poco a poco la gente me fue olvidando. Sin un equipo detrás, nadie te llama para nada. Aquello me abrió los ojos», reconoce el autor de unas letras (todas en inglés) que disparan contra los vendehúmos.

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