Madrid fue la "capital del conocimiento técnico y científico del Siglo de Oro", una época en la que los códices de Leonardo da Vinci llegaron a la capital, cuya historia vertebra la exposición 'El ingenio al servicio del poder. Los códices de Leonardo da Vinci en la corte de los Austrias', que se ha inaugurado este lunes en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

"El hilo conductor de esta exposición es una historia que es poco conocida y que merece la pena descubrir; cómo a finales del siglo finales XVI llegó a Madrid casi todo lo que escribió Leonardo Da Vinci" cuenta a Efe Magoga Piñas, una de las comisarias de la exposición durante su inauguración, a la que ha asistido la consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera de la Cruz.

Bajo el nombre 'El ingenio al servicio del poder. Los códices de Leonardo da Vinci en la corte de los Austrias', la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, en colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se expone la muestra, organizan esta exposición disponible hasta el 16 de mayo, recuperando el "poco conocido Siglo de Oro español de ciencia y técnica".

Un siglo en el que Madrid se posicionó como la "capital del conocimiento técnico y científico" y en el que tuvieron lugar "grandes proyectos de arquitectura e iniciativa civil", además de acoger los reputados códices de Leonardo da Vinci, traídos por el arquitecto milanés Pompeo Leoni a finales del XVI, y coincidiendo con la estancia en Madrid de la "élite de los ingenieros de la época", a los que pudo haber servido de “inspiración”.

"Pompeo Leoni trajo los códices a Madrid, y aunque se desconoce el número exacto pudieron ser cerca de veinte. Cuando murió, sus herederos los dispersaron, pero casi toda la documentación sobre maquinaria que hemos visto a lo largo de la historia creada por da Vinci, estuvo algún día aquí", detalla la comisaria sobre los códices, resaltando la importancia de conservar dos de los originales, los "códices Madrid I-II", en la Biblioteca Nacional de Madrid.

La exposición, según detalle Piña, responde a la pregunta de por qué los códices llegaron a la capital; "los códices llegaron a Madrid porque era el centro de la tecnología de Europa", remarca. Allí, pudieron leerlos ingenieros de renombre, dando lugar a "indicios que proponen que muchas obras pudieron inspirarse en su contenido", explica, añadiendo que la exposición "puede ayudar a otros investigadores" a continuar indagando.

Con la presencia de estos manuscritos de Leonardo da Vinci en el Madrid de los grandes ingenieros, la muestra propone un recorrido por la tecnología de esta parte de la historia, cuyo contenido se divide en seis bloques, que contienen desde libros teóricos a proyectos hidráulicos o el proyecto de la obra del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

"Es una exposición multidisciplinar que cuenta una historia", desgrana Piñas sobre el contenido, del que destacan piezas como 'Los veintiún libros de los ingenios y las máquinas' -publicación técnica con sistemas de medida e ingenios hidráulicos de la época-, instrumentos científicos empleados durante estos siglos, o dos esculturas atribuidas a Pompeo Leoni.

Esta muestra de objetos compuesta "exclusivamente por contenido original" se complementa con un montaje digital, que recrea en 3D copias realizadas desde el XVI al XVIII, como el estudio de la lucha de un león con un dragón, reputada obra de da Vinci perteneciente a los tomos de la colección Valparaíso y que "podría ser la copia más antigua que se conserva del original perdido".

Con piezas reunidas gracias a la colaboración de más de veinte instituciones entre las que destacan el Museo del Prado, el Museo Arqueológico Nacional, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o la Biblioteca de Turín, entre otros, la exposición invita a realizar este "recorrido en el tiempo" conociendo los hallazgos tecnológicos de la época.

Nicolás García Tapias, Elisa Ruiz, Daniel Crespo, Almudena Pérez de Tudela, Mariano Esteban Piñeiro, Magoga Piñas, y Almudena Palancar conforman el pluridisciplinar grupo de comisarios de la exposición, expertos en áreas como la ingeniería, las matemáticas o la historia que dan lugar a esta muestra que acerca los avances tecnológicos de la época al espectador.