Auditorium lleno, respondiendo al reclamo de la televisiva Cristina Castaño y de un Javier Gutiérrez que encadena éxitos y halagos (no me extraña). A la espera de que arranque la temporada del Principal de Palma, Manacor o el Teatre del Mar, Rubio ha traído a la sala magna del Marítimo un taquillazo, un montaje 'comercial' y de calidad -ojalá más como este-.
Peris-Mencheta dirige -desde Un trozo visible de este mundo eso es toda una garantía- para dar fluidez y un equilibrio difícil de conseguir a una historia que arranca fuerte, arriesgando, lanzando una bomba al escenario. Suena un teléfono que nunca existió en casa de los Carnero, una pareja de lo más 'normal' que partir de ese instante y en tan solo unos minutos deberán decidir si se rebelan contra el absurdo o siguen una corriente brutal que no saben de dónde viene; al fin y al cabo, no somos salmones.
El planteamiento impacta y atrapa y uno se pregunta cómo se va a sostener. Pues se sostiene - quizá con algún valle de intensidad en la primera entrada del psiquiatra-, sin perder interés en ningún momento, con humor - desde el rebuscado al más fácil - con algún momento de cinismo dramático y con Gutiérrez, que vuelve a ofrecer una clase magistral.
Y por señalar referentes cuando apartamos el envoltorio de embrollo cómico, en el camino hacia una resolución incierta encontramos la angustia de Kafka, el surrealismo de Calders (lean Coses de la Providència) y el perverso mito del Doppelgänger que Saramago usó para El hombre duplicado. El resultado es una pieza muy digna, para muchos públicos (lleva un año girando) y con varias capas y lecturas posibles, que es una de las condiciones que le pedimos al buen teatro.
¿Quién es el señor Schmitt?
Auditorium de Palma
***½
Autor: Sebastien Thierey. Intérpretes. Cristina Castaño, Javier Gutiérrez, Armando Buika, Xabier Murua y Quique Fernández. Versión y dirección: Sergio Peris-Mencheta.
