Juanjo Monserrat (S'Arenal de Llucmajor, 1992) ha exorcizado sus fantasmas con su primer álbum en solitario. Después de un primer EP de corte personal, Poemari en Jo menor, en el que puso música a textos de Maria Mercè Marçal, Joan Maragall, Joan Alcover, Pere Quart y Enric Casasses, el que ha sido guitarrista de bandas como The Thunders, Astoria, Saxophobia Funk Project, TinWhistler, Thony Bloom y Donallop, entre otras, publica Es meus fantasmes (Quimera Records). Una colección de diez canciones con la música americana como principal influencia. "En el disco hay solos y distorsión pero no lo definiría como rock. Hay mucho acústico. Pop americano hecho en mallorquín, esa es la definición pura y dura", subraya.
"Lo único que consumo es música americana. Mis influencias claras, lo que escucho, es música en inglés. Me gusta llevar a mi terreno el pop folk americano", confiesa Monserrat, siempre en busca de "la melodía y la armonía perfecta".
"Cuando una canción, sea de la época que sea, me llena estos requisitos armónicos y melódicos y todo encaja, estoy en el camino adecuado. John Mayer es evidentemente mi influencia más clara. James Bay también me encanta, y el guitarra de Mayer, David Ryan Harris, también me influye mucho", añade.
Todas las canciones de Es meus fantasmes llevan la firma de Monserrat: su composición, grabación e interpretación. También las letras, algunas escritas con la ayuda de Thony Bloom y Dani Paz, salvo Contradiccions suïcides, poema escrito por Xisca Morey. Aunque el cedé se grabó en poco más de dos meses hay canciones de hace incluso cinco años. "Es una especie de recopilatorio de mis mejores temas", apunta su autor, quien advierte: "Lo que más me gusta del cedé es que la gente que ha escuchado el EP anterior se sorprenderá con este disco".
Un disco que arranca con Es Salvatge -"la puse la primera con el fin de sorprender, porque es un cambio brutal", aclara-; continúa con canciones de desamor como Amor de quart de Primària, Si t'han fet mal o Què faré; e incluye un corte de contenido político, Mans enlaire, en el que canta: " Aixeca es cap encara que t'hagin enganat, sa societat és presonera de camins que miren cap endarrera, i no cap endavant".
"Hay temas muy cañeros, con banda; temas en directo en acústico, un poema ( Contradiccions suïcides) de una chica que vivía conmigo... Me parecía una apuesta segura lo de tirar por acústico, con banda, con temas más pop, temas muchísimo más personales, algún tema con un contenido político", resume Monserrat, deseoso de presentar todo su repertorio el próximo viernes día 12 en el Espai Xocolat (Carrer Font i Monteros), a partir de las 20.30 horas.
Los "fantasmas" de Monserrat no tienen nombres y apellidos, y si los tienen permanecen en el anonimato, pero en todos los casos presentan una constante: "Son historias de desamor. Son fantasmas de relaciones que ya terminaron pero él no se va, ese fantasma sigue dentro de mi. No todas las canciones están escritas desde la tristeza, pero sí las más profundas", reconoce.
Su "salvación" se ha producido lejos de Palma, una ciudad en la que residió un tiempo y en la que le "faltaba el aire". Ahora vive en Binissalem, "el mejor lugar de la isla para vivir, enmedio del campo, entre naranjos. Ahí siento la liberación total, con la ventana abierta es una delicia trabajar".
Porque Monserrat vive exclusivamente de la música, pero "como casi todos los músicos que se dedican a esto en Mallorca, salvo algunos afortunados, tengo que hacer hoteles, bares, bodas? Si no haces esto? vivir del cedé, de tu proyecto, es muy difícil", reconoce.
Instrumentista autodidacta, no solo toca la guitarra, también el bajo, el piano y la batería. "Grupos como Saxophobia y Thony Bloom fueron mi escuela", afirma un músico que asegura ser "una esponja; me empapo de todo".
"Con mi anterior proyecto, Astoria, me centré en el rock en español. Un músico de contratación, de estudio, tiene que cambiar de rol constantemente. Ahora, al margen de mi proyecto personal, estoy como guitarrista con Bruno Sotos", apunta.
"Gran consumidor de YouTube", ha contado con los servicios de Toni Nievas para el artwork de su disco. Convencerle no fue díficil: "Le escribí un mail pidiéndole si le apetecía y aceptó. Todos los dibujos del libreto son suyos. Lo que más me gustó de Nievas fue decirle: haz lo que te dé la gana, eso hizo y así quedó".
