Glasgow ya juega en tiempo de descuento. El veredicto final de la Cumbre del Clima (COP26) tenía que llegar este viernes por la tarde pero, tras un plenario plagado de tensión y reproches, el desacuerdo se ha vuelto a abrir en algunos de los puntos más críticos del debate. Esta mañana, después de la enésima noche de negociaciones que se alargan hasta la madrugada, la presidencia de la Cumbre ha publicado un nuevo borrador de los acuerdos. El texto mantiene una petición expresa para acelerar la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables y reclama, una vez más, que los países presenten el año que viene planes más ambiciosos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a corto y largo plazo.

El mensaje sobre el fin de los combustibles fósiles, que ya aparecía en borradores previos, ha pasado por una metamorfosis durante la noche. El último texto publicado esta mañana, de hecho, habla del fin de los combustibles fósiles dentro de un llamamiento mucho más genético sobre la necesidad de acelerar la transición ecológica hacia fuentes de energía de bajas emisiones a través, por ejemplo, del despliegue de una serie de herramientas políticas y tecnológicas. Eso sí, se cita de manera explícita el fin del carbón y de los subsidios al petróleo, gas y carbón (algo que, según los más escépticos, no iba a sobrevivir a la noche). También se añade una mención inédita a la necesidad de apoyar una transición justa

El debate sobre esta mención es uno de los puntos que en estos momentos atasca las negociaciones. Por un lado, los países más dependientes de los combustibles fósiles, como Arabia Saudí con el carbón, se resisten a firmar un documento donde se señala con nombres y apellidos los tipos de compuestos que hace falta eliminar del mapa. Por otro lado, mientras la crisis climática avanza creando estragos en todo el mundo, otros estados presionan para que esta mención quede reflejada de la manera más contundente posible. El texto necesita sumar el consenso de 197 gobiernos para ser aprobado de manera oficial. Por eso mismo, en una cumbre que se está alargando mucho más de lo previsto, son muchos los que temen que la mención acabe cayendo por su propio peso.

Hablar del fin de los combustibles fósiles es un tema espinoso económica y geopolíticamente hablando. Pero visto desde la ciencia, el debate es mucho más claro. Según señala un reciente informe de la ONU, publicado antes del arranque de Glasgow, el mundo se dispone a producir un 110% más de combustibles fósiles de lo que haría falta para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 grados y un 45% más de lo que haría falta para limitar el aumento de las temperaturas a 2 grados. Si seguimos produciendo y consumiendo como hasta ahora, en 2030 tendremos 240% más carbón, 57% más petróleo y 71% más gas de lo necesario para frenar el calentamiento global extremo. Para evitar estos escenarios habría que conseguir reducciones drásticas en esta misma década.