La obesidad no es solamente un problema estético, sino también de salud personal y pública.

Su prevalencia ha aumentado, duplicándose en más de 70 países en los últimos 40 años. Y preocupa especialmente su incidencia en la población infantil.

La dimensión del problema es tal que la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha declarado la obesidad como epidemia mundial.

Las causas de la obesidad son múltiples. Están implicados factores genéticos, de estilo de vida y también psicológicos.

Pero los factores ambientales constituyen la causa principal de la actual epidemia de obesidad y la experiencia demuestra que no son fáciles de modificar.

Falta de ejercicio y dietas inadecuadas

De acuerdo con el jefe de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional, el doctor Gonzalo Martín Peña, estos factores ambientales se resumen en «una disminución de la actividad física, especialmente en niños, y una dieta inadecuada debido al cambio en el estilo de vida y al abaratamiento y abundancia de alimentos hábilmente diseñados por la industria alimentaria para mejorar su apariencia y características organolépticas, algunos light y otros que no lo son tanto».

Para este experto, no todas las personas podrían llegar a ser obesos mórbidos y para muchas personas delgadas es más difícil ganar peso que para muchos obesos adelgazar.

Estudios farmacológicos

Las dificultades para tratar la obesidad han llevado a las compañías farmacéuticas a producir fármacos para disminuir el apetito y facilitar el adelgazamiento. Desde 1935 se han sucedido intentos de usar fármacos en el manejo de la obesidad.

En ese año se utilizó por primera vez el dinitrofenol, prohibido tres años después por su toxicidad. También se han utilizado las hormonas tiroideas, que adelgazaban a costa de producir otra enfermedad, el hipertiroidismo.

Por no hablar de la lorcaserina que, además de tener un efecto modesto para la reducción de peso, ha sido retirado por aumentar la frecuencia de algunos tipos de cáncer.

A pesar de todos estos intentos fallidos, el doctor subraya que «en la actualidad, ya disponemos de algunos fármacos muy eficaces y con pocos efectos secundarios y se espera la aprobación de otros en pocos meses».

Medicamentos para la diabetes efectivos contra la obesidad

Curiosamente estos nuevos fármacos, conocidos como GLP o análogos-GLP se desarrollaron inicialmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2 o diabetes del adulto, «área en la que hay una larga experiencia sobre su seguridad y beneficios, uno de los cuales era la pérdida de peso que experimentaban los pacientes tratados con GLP», explica Martín Peña.

En estos años se ha podido comprobar que estos medicamentos, lejos de aumentar el riesgo cardiovascular en los pacientes con diabetes, lo disminuyen considerablemente y también la mortalidad total.

Es el caso de la liraglutida, que comenzó a utilizarse en 2009 para el tratamiento de la diabetes y desde 2015 para el tratamiento de la obesidad con buenos resultados.

«Estos fármacos actúan a nivel del tubo digestivo, retrasando el vaciamiento gástrico después de las comidas, lo que contribuye a favorecer la sensación de saciedad, pero sobre todo actúan a nivel cerebral disminuyendo el apetito, favoreciendo la saciedad y disminuyendo la ansiedad», destaca el endocrinólogo.

Otros fármacos más recientes son la semaglutida, para el tratamiento de la diabetes tipo 2, o el que se encuentra en un punto más avanzado de investigación es la cagrilintida, una sustancia basada en la molécula amilina que se produce en el páncreas cuando comemos y está involucrada en el control de la glucemia y que también disminuye el apetito.

Fármacos en investigación

La tirzepatida, es otro de los fármacos eficaces similar o superior a la semaglutida, con una pérdida de peso en cuatro meses del 15% en la cuarta parte de los pacientes.

Un fármaco también en investigación es el bimagrumab, que además de reducir la grasa corporal en un 20% aumenta la masa muscular en un 4%.

Un hallazgo muy prometedor, ya que la mayoría de las pérdidas de peso se asocian con pérdida de masa muscular.

Según el doctor Gonzalo Martín Peña «todos ellos, son bastante seguros teniendo como efectos secundarios más frecuentes algunas molestias digestivas en general leves y transitorias. Estos avances en el tratamiento de la obesidad, probablemente en los próximos años, puedan evitar la cirugía bariátrica en muchos pacientes con obesidad mórbida».