La vida de los vecinos del municipio El Paso, en la isla canaria de La Palma, ya no volverá a ser la misma. Desde que el pasado domingo, 19 de septiembre, el volcán Cumbre Vieja entrara en erupción, cientos de viviendas y zonas de cultivo han desaparecido bajo la lava.

De hecho, el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes trabaja desde entonces para prestar atención psicológica a los miles de evacuados. Los últimos en tener que abandonar a toda prisa sus hogares han sido los habitantes del barrio de Todoque.

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Según el Instituto Volcanológico de Canarias, la lava, que continúa su camino hacia el mar, aunque de forma muy lenta, se ha tragado hasta ahora 166 hectáreas y 350 edificaciones.

La pérdida del hogar es precisamente lo que más estrés genera en los afectados, como explica a Buscandorespuestas.com Mónica Pereira, psicóloga de Haztúa Psicología Positiva. «Estas personas sienten que se han quedado sin un lugar de seguridad, lo que genera un gran nivel de estrés, provocando que estén siempre en alerta».

Esta sensación de inseguridad, dice Pereira, se mantendrá en el tiempo aunque los damnificados sean reubicados en otras viviendas e, incluso, hayan pasado meses desde la erupción. «Esto va a depender de la persona y de cómo gestione esa pérdida definitiva de vivencias y recuerdos».

Y, es que, tal y como recoge un estudio de Holmes y Rahe de 1967, el cambio de vivienda, ya sea por pérdida de la misma o por mudanza, es uno de los eventos vitales más estresante. Este acontecimiento afecta al estado de salud de las personas solo por detrás de la muerte de la pareja, el divorcio y la separación.

15 minutos para recuperar toda una vida

Algunos de los vecinos, como los del barrio de Todoque, tuvieron la oportunidad de recoger sus pertenencias. Eso sí, acompañados por los servicios de emergencia y en tiempo récord: 15 minutos.

A penas un cuarto de hora para poder recoger lo imprescindible y dejar atrás recuerdos de años. «Pasado el tiempo van a recordar lo que no cogieron. Tanto aquellos que han recuperado el álbum de fotos o los regalos por el Día de la Madre como los que recuperaron objetos más materiales. Ambos tendrán la sensación que dejaron en la vivienda lo más importante».

Según Pereira, los afectados podrían tener la misma sensación que sintieron los damnificados por el huracán Katrina -aunque salvando las distancias porque aquel se cobró la vida de 2.000 personas-.

Muchos, dice, se desplazaron a otros estados de Estados Unidos porque «seguían viendo Nueva Orleans como un lugar inseguro. Y aquí, en algunas personas también ocurrirá: no se sentirán seguras si vuelven a la zona y esto es normal» insiste la psicóloga.

«Yo creo que estas personas deberían trabajar estos miedos, que son normales. Nos creemos que nuestra vida es segura y no lo es tanto. Solo somos conscientes de la inseguridad cuando tenemos un evento que hace temblar nuestra vida», dice.

¿Cómo afecta a los niños?

Los padres serán clave para que los niños afectados por la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma superen el miedo. Así lo asegura la psicóloga Mónica Pereira, miembro del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

«Va a depender del adulto con quien conviva y cómo lo esté viviendo», dice. «Si éste lo vive con sensación de control, calma y esperanza de futuro, el menor lo va a vivir con menos angustia. En cambio, si ve a su padre o madre con sensación de perdida e incapacidad de adaptación, tendrá los mismos sentimientos».

La especialista, eso sí, no recomienda a la población en general acudir a profesionales. «Desde las administraciones se debe poner a disposición de los damnificados psicólogos cualificados, que estén disponibles y no invadan a las personas», explica.

«Porque hay momentos en que no apetece que haya nadie alrededor y hay momentos en los que se necesita. Nosotros estamos formados para saber cuándo acercamos, cómo hacerlo… Si hay disponibilidad, los afectados acuden a nosotros y no tienen que llamar para pedir cita».

A largo plazo, señala Pereira, esta atención tiene que ser inmediata, ya sea por teléfono o presencial, y en el momento que ocurra esa crisis.