Para la mayoría de las personas, tener bienestar emocional es estar siempre bien anímicamente, pero esta creencia es errónea ya que la tristeza, la frustración o la ira también forman parte de nuestra vida e ignorarlas cuando las sentimos puede producir ansiedad o depresión. Para conseguir llevar mejor situaciones no deseadas como pérdidas o el fracaso, existe la aceptación, una herramienta importante para el bienestar personal.

La aceptación se podría definir como la capacidad de reconocer situaciones no deseadas para aprender a asumirlas y así superarlas. La diferencia con la resignación es que tienen consecuencias diferentes. La resignación significa no actuar, mientras que la aceptación nos lleva a pensar en otras posibilidades para mejorar nuestra situación.

Cuando la aceptación es a uno mismo, a sentirnos como realmente somos, estaríamos refiriéndonos a la autoaceptación. Reconocer nuestras capacidades pero también nuestros límites. Esto nos permite saber que podemos cambiar y así poder gestionar mejor las inseguridades.

Con ayuda de profesionales de la salud mental, podremos trabajar la aceptación para mejorar la autoestima y aprender a centrarnos en el presente. También favorece a tener relaciones sociales sanas. Hay que tener en cuenta, que la aceptación forma parte del desarrollo personal y es clave para superar situaciones que nos han sido difíciles, como la pérdida de un familiar.

En opinión del Dr. Carbonell, la ayuda de un profesional de la salud mental nos puede encaminar en hacer un proceso de aceptación más rápido y saludable, evitando las complicaciones que puede generar la resignación, pudiendo llegar a generar ansiedad o depresión.