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Cómic

Los pies fríos de Pénélope

Hace años que Pénélope Bagieu dio la campanada con «Valerosas», divertidas historietas que contaban las vidas de mujeres admirables

Los pies fríos de Pénélope

Recientemente sus dos tomos se han agrupado en el Integral Atrevidas. El éxito de aquel proyecto posibilitó que se tradujera una buena parte de sus obras. Nos llegó su versión de Las Brujas de Roald Dahl y más tarde su biografía de Mama Cass, California Dreamin, ambas muy interesantes. Y ahora nos cuenta fragmentos de su propia vida, en un conjunto de historias cortas tan emotivas como descacharrantes. La primera señala el tono del volumen. Nos explica su relación con su primer gato, sus peculiaridades y cómo murió. Como la gran narradora que es, la autora salta sin despeinarse de secuencias muy cómicas al drama sin concesiones, cuando debe despedirse de su querido minino. A partir de ahí, es un no parar.

Especial mención para el segundo episodio, tan solo dos páginas tronchantes, donde habla de sus dotes de seducción. Según comprobamos, son limitadas. Como todos los grandes cómicos, la Bagieu tiene sus trucos, sabe cómo deben actuar sus personajes para arrancarnos una sonrisa y sabe que cuanto más serio el número, más risas se consiguen. Repasa algunos de sus romances pero siempre son excusas para hablar de sí misma, de sus obsesiones y manías, los novios en realidad tienen poco papel. Como ese primer amor tan guapo y que apenas sabía nada sobre métodos anticonceptivos. O aquel otro cuya tacañería descubrió en la cola del super, en el divertidísimo capítulo donde explica su (mala) relación con el frío. El que precisa una especial atención es una de las denuncias feministas más claras, en un álbum no especialmente combativo. Aunque habitualmente ha sido catalogada como «autora feminista» lo cierto es que en Valerosas hablaba de señoras admirables, con mucha naturalidad y sin dar la chapa. Y aquí, el episodio Déjà-Vu (el primero), aborda el tema de los abusos con una sencillez desarmante. Narra en paralelo dos momentos vitales en los que pasó por situaciones desagradables. Como se produjeron a oscuras, así lo dibuja, con lo que hay que estar atento para entender lo que ocurre. O, como en mi caso, volver sobre la secuencia hasta conseguir pillarla. El final es especialmente demoledor.

PÉNÉLOPE BAGIEU. Los estratos. Norma, 144 páginas, 28 €.

PÉNÉLOPE BAGIEU. Los estratos. Norma, 144 páginas, 28 €.

Abundan las ideas originales en un álbum lleno de recursos ingeniosos. Como en el relato del hermano fantasma, tan sencillo como entrañable. O el segundo Déjà-Vu, con ese emotivo reencuentro con la amiga del pasado. Su dibujo fácil, simpático y directo, nos habla de las cosas que nos preocupan cuando crecemos. En su caso, por ejemplo, tener las tetas pequeñas. Cuando por fin le crecen no la invitan porque «de cara eres fea». O conseguir la atención del chico guapo del Instituto. O las insignias que le daban en las clases de esquí. Pequeños dramas que el paso del tiempo acaba convirtiendo en farsas. Su capacidad para reírse de sí misma demuestra su talento. Tampoco evita cierta cursilería, como en el episodio de la abuela. Ante la muerte no caben muchas risas pero sí una aproximación más naif, una cierta ingenuidad que su grafismo plasma muy bien. Como decía Ortega «lo cursi abriga». En ese caso en sentido literal. No se la pierdan.

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