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Cine

Nacer con el cine

La vanguardia literaria y su vínculo con la quintaesencia de la modernidad

GENERACIÓN DEL 27.

De sobra son conocidos los versos de Rafael Alberti en el poema Carta abierta, que cerraba Cal y canto (1927): «Yo nací –¡respetadme!– con el cine, / bajo una red de cables y aviones / cuando abolidas fueron las carrozas / de los reyes y al auto subió el Papa». Ese canto generacional es el que el profesor Alfonso Puyal (Madrid, 1966) pone de manifiesto en esta antología que aborda las cuestiones que más preocuparon a los vanguardistas, quienes, efectivamente, poco más o menos habían nacido con el invento de los Lumière.

El libro se estructura en 15 capítulos temáticos en los que se seleccionan fragmentos de artículos, entrevistas u obras de autores para los que el cine supuso un motivo de reflexión artística más allá del mero entretenimiento –Ramón Gómez de la Serna, Ernesto Giménez Caballero, Concha Méndez, Guillermo de Torre, Andrés Carranque de los Ríos, Carmen Conde y un largo etcétera–. Epígrafes como La literatura hacia el cine, Pantalla cómica, Cine de vanguardia, Dibujos animados o Cine soviético van poniendo de manifiesto las ideas sobre las cuestiones que mayor repercusión tuvieron en torno al séptimo arte. Se seleccionan palabras fundamentales de poetas y prosistas como Manuel Altolaguirre, César Vallejo, Francisco Ayala, Rosa Chacel o Antonio Espina, pintores como Salvador Dalí, Maruja Mallo o Josep Renau, críticos como Juan Chabás o Melchor Fernández Almagro, o cineastas como Luis Buñuel. La antología, en ese sentido, es discutible, pues no se reproducen los artículos completos, sino que se extractan las partes que al antólogo le parecen más significativas según el tema abordado. Más cualitativo que cuantitativo, Alfonso Puyal prefiere sacrificar el tamaño en beneficio de la esencia, proporcionando, eso sí, las referencias para que el lector especialmente interesado pueda encontrar los textos.

Para los escritores del primer tercio del siglo XX el cine era la quintaesencia de la modernidad, una cuestión generacional que puso de manifiesto la vocación cinéfila de la práctica totalidad de los vanguardistas españoles, aunque no todos manifestaran el mismo entusiasmo, como demuestran las palabras de Jorge Guillén en carta a Pedro Salinas: «Ya sabrás que las posibilidades de información gráfica de [Juan] Guerrero [Ruiz] se han aumentado con la adquisición de un Pathé Baby. De modo que la joven literatura ya no pasará gráficamente a la historia inmóvil y estática como correspondía a la generación azoriniana sino gesticulante y dinámica, a la moda de Guillermito [de Torre] y demás tontos. Ese día hizo una película aquí en el campo: la familia y yo».

ALFONSO PUYAL. Cine y renovación estética en la vanguardia española. Antología crítica, 1920-1936. Renacimiento, 310 páginas, 18,91 €.

ALFONSO PUYAL. Cine y renovación estética en la vanguardia española. Antología crítica, 1920-1936. Renacimiento, 310 páginas, 18,91 €.

Ciertamente, esa Generación del 27 estuvo especialmente identificada con el cine, porque como señala Guillermo de Torre, eran una generación nacida con el nuevo invento que se había «maravillado y conmovido ante sus balbuceos y articulaciones». El cine abrirá un nuevo campo semántico a los neologismos que el léxico fílmico trajo consigo, la mayoría para ser olvidados rápidamente, otros destinados a permanecer: «cinemista», «cineástica», «cinematología», «fotogramas», «cinegrama» o «fotogenia» son solo algunos de ellos.

El cine es mágico, porque como adelantaba un jovencísimo José Díaz Fernández en 1919, es tan maravilloso y absorbente que «mata todo afán de curiosidad externa, es decir, que en el cine se prescinde de examinar a los demás, de bucear en el estudio personal, para reconcentrar toda la atención en la pantalla…»

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