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Tinta fresca

La literatura desafía al olvido

Quédate más tiempo es una magnífica y audaz novela de David Viñas Piquer sobre el alzhéimer

Quédate más tiempo nace de la perplejidad. Un hijo intenta comprender cómo funciona una enfermedad que está llevándose a su madre no se sabe bien adónde. Alzhéimer. David Viñas Piquer recuerda: «En medio del desconcierto, como hijo fui descubriendo algunos misterios que la ciencia no explica o explica insatisfactoriamente. Las preguntas se multiplicaban mientras que las respuestas no terminaban de llegar. Los médicos hacen todo lo que pueden, pero ‘todo’ siempre es muy poco para un hijo, y por eso me pregunté a mí mismo qué podía hacer por mi madre. Como soy profesor de Teoría Literaria en la universidad y algo sé de literatura, pensé que igual podría escribir una novela no sobre el alzhéimer, sino contra el alzhéimer, para plantarle cara a la enfermedad y tratar de neutralizar sus efectos. Quería salvar lo que el alzhéimer está robándole a mi madre: sus recuerdos, que es tanto como decir su vida».

La literatura «tiene el poder de detener el tiempo, de congelarlo. El alzhéimer se ha aliado con el tiempo y, a medida que uno avanza, el otro va robando más memoria. Por eso escribí esta novela para congelar los recuerdos de mi madre y lograr que se mantengan intactos para siempre. Ya está: nadie puede modificarlos o borrarlos. El alzhéimer no puede hacer nada contra la literatura».

Sus hermanos y él se vieron obligados «a llevar a nuestra madre a una residencia geriátrica para que estuviera bien cuidada, y descubrí allí dentro un material muy interesante para ser explotado literariamente. Desde el primer momento, proyecté una mirada literaria sobre los residentes que convivían con mi madre y los convertí en personajes de novela. Decidí hacerlos pivotar alrededor de quien, por su puesto, tenía que ser la protagonista: mi madre. La novela es también un homenaje al mundo de las residencias y a quienes con gran entrega intentan que la estancia allí dentro sea lo más llevadera posible».

La novela está escrita en forma de fragmentos que dialogan entre sí y van generando ecos en la mente del lector. Tres líneas narrativas: una línea centrada en la enfermedad de mi madre y en la recuperación de sus recuerdos, una línea que muestra una historia de amor entre dos residentes , y finalmente una línea que se presenta en forma de autoficción y en la que, en un ejercicio de work in progress, voy contando (camuflado tras la figura del narrador) cómo estoy construyendo la novela».

Además, una importante dosis de humor para no caer en un «patetismo fácil y edulcorado. Si la enfermedad quiere hacernos sufrir y llorar, reírse de ella puede funcionar como un acto de venganza». Se trata «sobre todo de un homenaje literario, de manera que me ocupo, en primer lugar, de escribir una obra que aspira a lograr un cierto valor estético y luego trato de dar al caso concreto de mi madre un tratamiento que permita volverlo totalmente transferible y mucha gente con familiares o amigos afectados por el alzhéimer puedan sentirse identificados».

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