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Cómic

¡Conan, oh, la la!

Para los buenos aficionados decir Conan supone evocar cientos de páginas de verdadero placer tebeístico. Y ahora los franceses han recuperado al personaje

¡Conan, oh, la la!

Reconozco que hace ya tiempo que le perdí la pista. Salvo sonadas excepciones, como las páginas dibujadas por Corben o Kubert, pocas de las aventuras editadas por Dark Horse me han interesado. Y sin duda algunas serían correctas teniendo a Truman a cargo de las adaptaciones. Pero es que la combinación Buscema -Thomas era irresistible y pocos pueden medirse con esa brillante pareja. Para los puristas: sí, también me gustaban los episodios de Barry Smith. Y el que dibujó Starlin. Y algunos más.

Conan ha significado emoción, buena narrativa, pasiones, excelentes dibujos, magia... Fue un cómic intenso y arrollador y algunos de sus episodios se cuentan entre lo mejor del medio. Olvidad a Maus y leed Sombras de hierro en la luna si queréis disfrutar con un buen tebeo. Dicho lo cual, cualquier nueva aproximación al personaje me parece algo casi inapropiado. Si ya se ha hecho bien una vez ¿por qué pensáis que puede mejorarse? Esa era mi sensación al aproximarme al intento de Morvan y Alary, pero... Por un lado está el factor dibujo. Ya he expresado en otros artículos mi admiración por la obra de este dibujante que hunde sus raíces en la animación. Tiene buen ojo para los encuadres dinámicos. Y hay algo en el movimiento de sus figuras que me recuerda a otro dibujante-animador muy talentoso, Bruce Timm. Sumen a eso una frenética estructura de página y un color embriagador y obtendrán un cóctel ganador. El empaque gráfico de este nuevo Conan francés es brutal, con guiños a Frazetta y ganas de transmitir el misterio, el salvajismo y la sensualidad del original. Y lo consiguen. Se lee de un tirón y los ambientes reflejan muy bien la fantasía del texto de Howard. En cuanto a Morvan, hace una adaptación muy respetuosa. Su relato tenía poco con ver con el largo desarrollo que le dio Thomas en la versión Marvel. Prácticamente se reducía a lo que se cuenta en este álbum. Conan y la reina pirata se conocen, encuentran un tesoro y... poco más. Así que esa intención de recuperar el Howard «auténtico» queda justificada en esta entrega, que no defraudará a los seguidores del cimmerio.

¿Quiere eso decir que está a la altura de la saga de Belit escrita por Thomas? La verdad es que este Conan francés, además de sus innegables virtudes, ha tenido otra consecuencia colateral que agradezco. Me ha llevado a releer La reina de la costa Negra en el volumen ilustrado por Mark Schultz, algo que siempre es un placer. Y también el arranque de la larga serie protagonizada por Belit en la versión de Thomas-Buscema. Thomas se sujeta mucho al original en el inicio de la historia, incluyendo más detalles de los que aporta la nueva versión. Luego enloquece y pone a la pareja de amantes a navegar de una aventura a otra en un conjunto de variaciones que se inventó o recicló. Pero que permanecerán como parte del legado de Conan por los siglos. Porque siguen siendo buenísimas. Además, nadie va a dibujar una Belit más sensual que la de Buscema. Podrán desnudarla más pero nadie iguala su dinamicidad y erotismo ni el fiero deseo que arde en sus ojos.

Pero como todos tenemos claro que Buscema era muy grande, podemos concluir afirmando que estos franceses no lo han hecho nada mal. Al contrario, es una aportación genuinamente interesante y de intensa fuerza visual. Me compraré el siguiente.

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