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Ecología

Poderoso hábito diario

Lo pequeño además de hermoso, es poderoso, pero por pequeño es humilde, disimulado y fuera del foco mediático

Carlos Goñi. YOUTUBE

Si el vicio es la debilidad, la incapacidad, la cobardía… la virtud, es la capacidad, la valentía, la fortaleza. Olvidamos con facilidad, pero para los griegos “areté” (virtud en griego) no era otra cosa que la búsqueda de la excelencia humana. ¿Dónde queda eso ahora?

Puede parecer que hoy en día, la virtud es malinterpretada, algo que se relaciona con lo opuesto, con cierto espíritu beato o mojigato. Al prudente hoy se le considera cobarde, y justo no es eso. Muy de esta época de fake news, los conceptos boca abajo, las ideas panza arriba; Seamos juiciosos, hagamos un reseteo esencial a las virtudes mínimas. La ética frugal en un plis plas. Lo pequeño además de hermoso, es poderoso, pero por pequeño es humilde, disimulado y fuera del foco mediático. El filósofo Friedrich Nietzsche decía muy acertadamente que los niños se toman muy en serio el juego. Por eso la vida nos la deberíamos tomar con la misma seriedad que los niños se toman el juego, explorándola desde hábitos renovados. Necesitamos menos postureo, menos greenwashing, nada de ecowashing, ni etiquetas postizas. No, no hay hashtag (#) que vaya a hacer el trabajo por nosotros.

Por obvio no es menos importante, por fácil de identificar no menos necesario. Nadie discute que necesitamos nutrir el cuerpo, pero nuestra mente no sólo debe estar ocupada, hay que alimentarla con elementos de juicio, con hábitos que nos aporten criterio. Luego la práctica, la experiencia por la que aprendemos. Y esa praxis es la que entrena cómo somos en el mundo, si unos energúmenos egoístas o ciudadanos abiertos a empujar del carro, por el bien de todos, hoy y mañana, no sólo a veces o cuando desgrava. Necesitamos generosidad, pero rodeados de tantos problemas lo olvidamos. Y la civitas, nuestra civilidad se cultiva, y como tal, debe sembrarse en un suelo fértil, con nutrientes y microorganismos. No con excesos, nada de colosos de los mares o exageraciones en tiempo de escasez y guerras, es obvio para el decente, mentira para el ególatra.

CARLOS GOÑI. Virtudes mínimas para alcanzar la felicidad. Arpa, 176 PÁGINAS, 14 €.

CARLOS GOÑI. Virtudes mínimas para alcanzar la felicidad. Arpa, 176 PÁGINAS, 14 €.

Vayamos a la reseña, Carlos Goñi es un filósofo navarro, que su ensayo Virtudes mínimas para alcanzar la felicidad nos ofrece medio centenar de pequeños hábitos enriquecedores y virtuosos.

Blindado con palabras sustanciosas, y sabrosa provisión de sabiduría sintética, Goñi, nos recuerda de modo condensado que, si la alegría es la virtud inicial, la amistad es la chispa, y la atención el mejor regalo que podemos otorgar. Por eso la audacia, es dar peso a lo que importa. Y la austeridad equilibrada es la lija que suaviza. Coherencia, para vivir como se piensa; Confianza, la creencia constructiva, y así hasta cubrir un espectro de virtudes humildes, pero muy activas y eficaces.

Podemos hacer un esfuerzo activo, y sencillo, afrontar los muchos desafíos diarios con una mejora diaria infinitesimal, liliputiense, pero constantes, y así transformar la mala leche, por generosidad, amabilidad y tenacidad. Seremos pobres en lo material, tendremos que apretar el cinturón, abrazar la frugalidad y la carestía de lo que sea, pero si la energía virtuosa recorre nuestro interior, no habrá dificultad lo suficientemente grande, porque el obstinado rigor, todo lo vence. Audacia, optimismo, humor, silencio, equidad, fidelidad, gratitud, honestidad, paciencia, inquietud, serenidad, sencillez… ¿Qué escoges ser parte del colapso o parte del cambio equilibrado?

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