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Cómic

Desvaríos emocionales

Empleando estilos opuestos, dos equipos de creadores españoles nos hablan de trastornos amorosos. Salvando las distancias de género y generación, las conclusiones no son tan diferentes

Desvaríos emocionales.

Por un lado tenemos a Henar Álvarez y Ana Müshell. El nombre de la primera va más grande en la portada que la segunda, que figura simplemente como ilustradora. Henar tiene cierto recorrido como figura radio-televisiva y pueden encontrarla con facilidad en la red, perreando con campeones de la democracia como Pablo Iglesias o Mónica García. Emplea muchos recursos que asociamos con Woody Allen: chistes sobre sus frustraciones sexuales, interpela directamente al lector, nos explica su miedo a la enfermedad y la muerte... Y además lo mal que la tratan por ser mujer y sus problemas para dar con un tío que beba de sus pechos lactantes. Todo comienza con el nacimiento de ese hijo que viene dispuesto a arruinar su entretenida vida anterior. Ella no lo consentirá y así comienzan las aventuras que se narran en el volumen. El dibujo no es gran cosa, la ilustradora parece más preocupada por sacar mona a su protagonista que otra cosa. Todo es rígido, envarado, sin expresión. Follan, se enfadan, gritan, pero siempre están estupendos y estupendas. En cuanto al guión, consigue algún buen gag, sobre todo en la relación con el becario. En la escena del museo asistimos a un curioso momento de lucidez, cuando ella piensa: «Me comporto como todos aquellos señores a los que detesto que tiraban de labia para llevarme a la cama. Qué ascazo». Y sigue: «O a lo mejor no detestaba a aquellos hombres y solo envidiaba su posición en la escala social». El momento pasa pronto y enseguida la prota se entrega a su logorrea habitual, quejándose de cómo sufre mientras se la pega al pánfilo de su marido con un yogurín. Al final hay más niños que lloran y nuevas enfermedades en lontananza. Todo muy repetitivo, aburrido y feminista. Un feminismo siempre conectado al poder. La felicidad que la libertad sentimental y erótica debía traer aparejada no acaba de aparecer. Madonna, señora vieja con pareja joven, es el nuevo ideal.

Desvaríos emocionales

Desvaríos emocionales

La situación que plantean Montesol y Ramón de España no es más halagüeña. Los dos son viejos conocidos de los lectores, juntos firmaron dos tebeos muy generacionales: La noche de siempre y Fin de semana. Ramón de España escribió otros guiones interesantes para Sento, por ejemplo, y después se dedicó a la literatura y llegó a dirigir algunas películas. Montesol facturó unas Vidas ejemplares que recuerdo entre lo mejorcito de los ochenta y luego se concentró en la pintura. Hace pocos años volvió con una novela gráfica muy desoladora. Ahora abordan también el tema de las relaciones amorosas a través de dos personajes que parecen autobiográficos. Uno es un escritor enfrentado al «prosés» y que va de jovencita en jovencita. El otro un pintor al que su mujer acaba de abandonar, harta de sus excesos y de él. Juntos deambulan por una Barcelona deprimente. Es como si los héroes de La noche de siempre hubieran sobrevivido y arrastraran todas sus incoherencias por una actualidad en la que no se reconocen y les asquea. Ese tono de queja de viejo tiene gracia y el guión acierta al presentarlos como dos perdedores cascarrabias con poco que hacer en una vida que les aburre. El dibujo de Montesol se ha vuelto algo más cubista, expresivo y veloz de lo habitual y en muchas viñetas cuesta seguirle, entender qué pasa, quién habla. Pero siempre he tenido debilidad por la desfachatez de su trazo, así que me aguanto y sigo leyendo. Algunos de los mejores momentos nos los proporciona el padre borracho y su hija gorda, lesbiana y nacionalista, que está liada con una energúmena que no la trata bien. Al menos hay un autor en España dispuesto a enfrentarse a los delirios independentistas. ¡Menos mal! Todavía esperamos esa gran historieta sobre los asesinatos de E.T.A. pero la memoria histórica se detiene en 1975. En todo caso al final la historia se reduce al clásico juego de parejas. Uno pierde a su mujer de manera prematura y el otro está ennoviado pero no puede dejar el alcohol y las drogas. Así que toca intercambiar. Años después esos afectos fluídos no acaban de llenar un hueco existencial que la generación del amor y la paz no supo prever.

JAVIER MONTESOL Y RAMÓN DE ESPAÑA. Cuando acaba la fiesta. Almuzara, 102 páginas, 17€.

JAVIER MONTESOL Y RAMÓN DE ESPAÑA. Cuando acaba la fiesta. Almuzara, 102 páginas, 17€.

Las conclusiones en ambos casos sin similares y más bien tristes. Las jovencitas se cansan pronto de viejales con labia que en lugar de hacerles el amor se mean en la cama. Y las mamás insatisfechas se hartan de jovencitos ardientes pero bobos y vuelven resignadas a los brazos de unas parejas que no las colman. Eso sí, son muy listos y tienen respuestas para todo.

HENAR ÁLVAREZ Y ANA MÜSHELL. La mala leche. Planeta, 142 páginas, 15,90€.

HENAR ÁLVAREZ Y ANA MÜSHELL. La mala leche. Planeta, 142 páginas, 15,90€.

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