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Viajes

«Japón es una sensibilidad»

Libro de viajes, apto para múltiples sensibilidades e intereses

Patricia Almarcegui.

Me gusta viajar. Y me gusta mucho viajar desde la literatura. Pero quizá lo que más me guste es que me motiven a pensar. O a escribir. ¿Viajamos para pensar? ¿Lo hacemos para huir? ¿Para conocer? Patricia Almarcegui es una experta en literatura de viajes y, en realidad, en mucho más. Desde su profesionalización como investigadora en literatura comparada, sus ensayos son todo un referente para entender el viaje. Desde su El sentido del viaje, que fue premio de ensayo Fray Luis de León a Los mitos del viaje: Estética y cultura viajeras que publicó en 2019, no son estas sus únicas publicaciones, pero sí uno de sus ámbitos de investigación a tener en cuenta.

Otro, y el que nos trae aquí, son sus libros de viaje. Del Próximo Oriente ha venido escribiendo −y en ello sigue−, porque no solo ha viajado, sino que ha residido en distintos lugares que ha contado en libro. Sin embargo, ahora cambiamos de área geográfica, y quizá de modo de escritura. Con la demora para las presentaciones que provoca la pandemia, sigue en proceso de promoción su libro Cuadernos perdidos de Japón, que, en menos de un año en la calle, va por su tercera edición.

Este es un libro de viajes, de sus viajes a Japón en los que escribió y perdió algunos cuadernos; otros no. Con ellos, con sus reflexiones, con sus lecturas y sus maneras de ver y sentir la cultura nipona, escribe un texto breve y entrecortado en el que −dice− «buscaba una escritura más desnuda y sencilla». Del cuaderno del viaje al de la vida, su libro ofrece un repaso por la estética de una cultura, con una mirada diferente, para llegar a conclusiones como que «Oriente y Occidente no han estado tan separados como nos han contado».

Es un libro de reflexiones, de fragmentos escogidos de lecturas, de conceptos, de retorno a sitios y lugares, de la emoción ante lo bello, aunque «a la satisfacción de lo bello se llega pero con dificultad», de los imaginarios, pero también de la impostura en la representación de lugares y habitantes, esos mitos del viaje, pero también de los encuadres con los que mirar y transitar. «Cosas del viaje: El encuentro, la pérdida, la sorpresa, la vuelta, el reconocimiento, la reflexión» −nos apunta.

Y con sus ojos veremos el arte japonés, la fascinación por la floración del cerezo pero también del ciruelo, la caída de esos pétalos −«el argumento es el blanco»−, la fascinación ante el Fuji, el dulce de castaña o el silencio y los misterios del zen en sus jardines, porque «el acierto de Japón es encontrar la belleza en lo corriente y normal», o cómo los viajes y nuestra manera de mirar nos modifican.

PATRICIA ALMARCEGUI. Cuadernos perdidos de Japón. CANDAYA, 123 páginas, 15€.

PATRICIA ALMARCEGUI. Cuadernos perdidos de Japón. CANDAYA, 123 páginas, 15€.

Porque esas reflexiones también la traen a casa: «Desde que vivo en Menorca y paseo por los acantilados y el mar, me fijo más en las rocas de los jardines japoneses»; reclama así la necesidad de «detenerse, identificarse y abandonarse a la fragilidad del mundo cambiante». Porque este libro pretende −y consigue−, transmitir sensaciones, emociones, y proponernos sentir cómo nosotros mismos éramos otros, antes. Así que concluirá sentándonos a escribir (o reflexionar, o simplemente mirar): «Hoy no debería hacer nada, solo escribir», nota de diario con que cierra estos Cuadernos perdidos de Japón.

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