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Cómic

Un novio para tres hermanas

A finales de 2016 comenté la primera incursión de Bonhomme en la serie Lucky Luke. Ahora nos llega una nueva y mejorada entrega

Un novio para tres hermanas

Ambas comparten un aspecto, como es la calidad del dibujo. En esta ocasión además con un color más pensado, una reducida gama cromática que simplifica las páginas y facilita la lectura, unificando viñetas y separando secuencias. La primera plancha es espectacular, con apenas seis tonos. También el dibujo apuesta por la claridad y una limpieza gráfica que no evita la aparición de potentes manchas negras, sobre todo en las escenas nocturnas. Además, se nota la sólida base realista del autor, que le permite ofrecer una planificación variada y expresiva, con picados y contrapicados cuando se necesitan. La representación de los personajes es muy emotiva, tanto de las chicas protagonistas como de los numerosos villanos o los bravos salvajes, con guiños a Cañón Apache, uno de los episodios de la versión original de Morris. En el apartado gráfico todo es agradable y se disfruta sin reparos.

Pero, como en El hombre que mató a Lucky Luke, los mayores problemas aparecen en el argumento. Adelanto que también me parece mejor que en aquella primera entrega, donde demasiados secundarios conducían a un final interminable. Aquí todo el arranque es atractivo y, aunque se empasta en el segundo acto, se lee con interés hasta el final. La competición entre las tres hermanas por el amor del soltero protagonista resulta un tanto forzada. Pero, cuando la historia se decanta hacia el amor verdadero de la rubia, todo gana en emotividad y hasta podemos aceptar el desaforado y lacrimoso final. Se mantiene el tema del tabaco, que ya aparecía en el álbum anterior. Aquí se asocia con otro asunto, como es la burla de los fumadores hacia Lucky, que ha cambiado su eterna colilla ¡por una brizna de trigo! Algo que consideran arroja serias dudas sobre su virilidad. Mientras el vaquero lucha por no recaer en su antiguo vicio, debe además soportar el cachondeo de amigos y rivales. Más importante es cómo aborda las relaciones del héroe con las mujeres. En diferentes ocasiones parece a punto de caer en los brazos de la entrañable y guapa doncella enamorada, que hasta consigue arrebatarle un beso. Pero siempre se escurre en el último momento, por razones que ignoramos. Tampoco las comprenden las tres hermanas que lo persiguen, intentando desentrañar los misterios de su corazón. Toda esa parte interesa más que los pasajes de pura acción, con el vaquero neutralizando uno tras otro a todos sus variopintos antagonistas.

Como en la primera entrega, abundan las citas a películas clásicas del oeste. No suponen un lastre para la trama ni merman la originalidad de la propuesta. Al contrario, a través de esos homenajes sentimos el respeto del autor hacia unas obras de referencia capaces de aportar incontables componentes a sus tramas. Hay estampidas, duelos, ataques indios y muchas otras escenas que nos trasladan a territorios conocidos y muy queridos. Con esta nueva obra Bonhomme se suma a la ya larga y prestigiosa lista de autores que practicaron el western europeo en los cómics, sin duda uno de los géneros más difíciles y deslumbrantes, cuando se hace bien.

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