Diario de Mallorca

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Reedición

Un viaje al fondo del volcán

Reeditado el magnífico ‘Cuaderno de México’, primera aparición de

Eduardo Lago como gran narrador

Eduardo Lago. YOUTUBE

No es difícil imaginar a Eduardo Lago apuntando todo lo que pasaba por delante de sus ojos en su viaje a México en 1995. A los 41 años. Un viaje al fondo de un volcán siempre en erupción de un país en el que se agolpan los delirios con el éxtasis, la miseria con el goce, la luz más inflamada con las sombras más destiladas. Veinte años después de su primera aparición “por casualidad”, reabrimos el Cuaderno de México, su primera manifestación como narrador. La odisea del autor a través de los estados sureños de Yucatán y Chiapas no nota el paso del tiempo como testimonio en primerísima persona de una experiencia que hacía las veces de guía íntima y de recuento cotidiano de los seres y enseres con los que se cruzó. Y que ahora es un texto de calado histórico a modo de catálogo costumbrista que enhebra con maestría las descripciones de los paisajes y paisanajes. Las junglas y el litoral caribeños son el escenario que cobra vida gracias a la prosa de un autor que domina el arte de dibujar con palabras exactas una orografía natural y, también, la silueta mordida de unas ruinas arquitectónicas que son zona propicia para excavar una memoria colectiva. Lago se adentra en los misterios de México y del léxico, fisga en las costumbres de los lugares, se alimenta de la gastronomía popular, al tiempo que ofrece lúcidos pensamientos sobre las avalanchas de turistas, entre los que no se encuentra el escritor: viajero observador que no se pierde ni un detalle, el autor de Llámame Brooklyn es consciente de que todo se mueve a su alrededor, la realidad adquiere en su viaje una condición casi irreal hecha de vaivenes emocionales, subidas y bajadas por vías que se cruzan entre ellas rumbo a destinos que corren la suerte, en ocasiones, de un espejismo fugaz pero inolvidable. No es una aventura solitaria, que quede claro: Lago forma parte de una larga procesión de personajes de todo tipo y condición, un puzzle de ritmos cambiantes y pasos cambiados que sirve como contrapunto intenso de las propias vivencias y reflexiones personales de quien lo escribe.

Eduardo Lago.

Un magnífico prólogo de Lago en el que visita los avatares de su biblioteca y la relación de apego y desapego que mantiene con ella (a salvo están los libros firmados por sus autores tras una entrevista tratada como género literario), incluidos los cuadernos que ha escrito en cantidades asombrosas, y a los que apenas presta atención, pone al lector en situación de emprender un viaje que, convertido en terreno literario, permite registrar el ADN “de mi escritura”, y en el que hace justa e inevitable referencia a Bajo el volcán, la obra maestra total y absoluta de Malcolm Lowry, “escritura infernal” que buscó la perfección como “forma de llegar a lo absoluto”. No aspira a tanto Eduardo Lago, pero su Cuaderno de México entrega al lector un excelente pasaporte literario con sello periodístico en el que se reconocen muchas de las señales de identidad con las que el autor marca el camino hacia su magnífica obra posterior.

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