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MÚSICA

Festivales de verano

Los ciclos estivales españoles

han adecuado su programación

Piotr Beczala es uno de los mejores tenores del mundo.

Los grandes festivales de verano de España han pasado, a lo largo de la primavera, por una grave incertidumbre debido a la pandemia del covid-19 y a la inseguridad de saber si podrían o no seguir adelante con una programación cerrada con años de antelación que se comenzó a venir abajo en cuestión de días. Algunas de las orquestas europeas cancelaron toda su actividad hasta después del verano ocasionando un rosario de bajas en todo el continente. Tampoco estaba muy claro, hace un par de meses, si las fronteras ya estarían abiertas en julio y agosto y si los aforos podrían ser superiores al cincuenta por ciento de las salas. Ante este panorama muchos optaron por lo más sencillo, cancelar todo, cortando por lo sano. Sin embargo, en algunas ciudades se decidió un replanteamiento de los proyectos.

Granada, el primero en empezar, decidió dar una vuelta a su programación. Su nuevo responsable, Antonio Moral, apuesta por una fórmula mixta que combina grandes solistas internacionales, a algunos de los cuales, curiosamente, el confinamiento les pilló residiendo en España, y formaciones y artistas nacionales. Tampoco la cornisa cantábrica quedará sin los dos pilares que sustentan la actividad clásica a lo largo del mes de agosto. Tanto la Quincena Musical de San Sebastián como el Festival Internacional de Santander, como aquí en Mallorca el Festival de Pollença presentaron programación con una fórmula que combina el talento local y nacional con artistas consagrados en los circuitos de élite. Se ha trabajado, salvo alguna excepción, en formatos de conciertos más reducidos, tanto en tiempo como en el número de artistas que integran cada propuesta, con el fin de tener los riesgos bien controlados y poder mantener la actividad un año más. En Europa, también Salzburgo, ha decidido seguir adelante, reorganizando sus propuestas.

En mi opinión, una vez que se van teniendo garantías de cómo se puede trabajar con seguridad y de ubicar a los espectadores con las medidas precisas para evitar contagios, es esencial continuar con la actividad artística porque el daño de estos meses pasados ha sido inmenso para el sector. Se precisa que todos los agentes implicados apuesten por normalizar, en la medida de lo posible, un ámbito que ha tenido serias dificultades para mantenerse a flote. La viabilidad del mismo está, precisamente, en retomar unos parámetros de funcionamiento asumibles lo antes posible. En la misma línea de actuación están el teatro Real de Madrid y la Ópera de Oviedo. El ciclo lírico asturiano ha apostado por seguir adelante según lo previsto. Son signos de valentía y de compromiso cultural que hay que subrayar con intensidad. Se lanza una señal muy positiva y, en tiempos de incertidumbre, es algo verdaderamente necesario.

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