Puede ser que en época de crisis (da la sensación de que todas las épocas lo son últimamente) restringir las indudables ventajas que tiene estar vinculado a la política no sea más que el chocolate del loro y que lo que se ahorra con ello no sea para tanto, pero qué indudable ejemplo darían. El número de consellerias, o de ministerios, debería ser siempre el mismo o, al menos, establecido normativamente, y no quedar al arbitrio de la coalición de turno y de sus necesidades de enchufar gente. Decir que hay un ejército de asesores políticos es exactamente literal, enchufados cuyo único mérito es pertenecer al partido apropiado, lamer el trasero correcto o tener un familiar que mande mucho, si accidentalmente sabe hacer algo, miel sobre hojuelas. Que llega un momento en que dices ¿para qué querrán funcionarios si ya tienen asesores?
