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Mallorca 312 mucho más que ciclismo

La carrera que da la vuelta a la isla alcanza el próximo día 30 la duodécima edición en su máximo esplendor. Nació en 2010 gracias a un grupo de amigos aficionados al ciclismo con 199 inscritos y desde 2018 reúne a 8.000 sin posibilidad de crecer más

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Mallorca 312 mucho más que ciclismo

La que sigue es la historia de una pasión, o de una locura, quién sabe. Si lo es, una bendita locura que nació en Artà del amor por el deporte, y en concreto por el ciclismo, de unos amigos que cada dos por tres se juntaban con la excusa de montar en bicicleta y disfrutar de la naturaleza.

Hay que situarse en un día cualquiera de 2008. Un grupo de amigos, entre los que se encuentran los ciclistas Miquel Alzamora, Toni Tauler y una persona que iba a resultar clave, Xisco Lliteras, se juntan en el Café Almudaina de Artà para hablar de sus cosas e intentar arreglar el mundo «con un vaso en la mano», como cuenta el genial Pedro Horrillo, exciclista y autor de magníficos artículos sobre ciclismo en El País, en el libro ‘Mallorca 312, more than a Gran Fondo’. Es cuando uno de ellos lanza al aire una pregunta: «¿Y si cogemos las bicis y damos una vuelta entera a la isla?». «La idea fue mía, pero el primero que dice dar la vuelta de 312 kilómetros es de Miquel Alzamora. Lo propone porque con Tauler y el padre de Alzamora, Climent, lo hacían una vez al año cuando eran juveniles», cuenta Lliteras, profesor de Educación Física en excedencia en Muro y cofundador y director del evento. El auténtico alma máter de una prueba que se ha convertido ya en todo un referente y que el próximo sábado, día 30, alcanza su duodécima edición.

Seis personas trabajan todo el año para que en el Día D no falle nada, tres de ellas claves: el director técnico Toni Ferragut; el director de carrera Miquel Alzamora, y el director del evento Xisco Lliteras. Dos meses antes y después de la carrera el número aumenta a diez. La semana del gran acontecimiento la cifra alcanza las cincuenta personas, 850 el día de la carrera entre voluntarios, trabajadores, miembros de seguridad, protección civil y motoristas, además de una docena de ambulancias procedente de la península. Y así, cada año desde 2010. Y en julio se empieza a preparar la siguiente edición. Una 312 que empezó como un hobby y se ha convertido en empresa, la 312 bike and tour SL.

Recorrer 312 kilómetros en un día no es para tomárselo a broma. Por eso, para Lliteras, de 42 años, el perfil del participante es el de «un apasionado. Todos tienen un denominador común y es que les encanta ir en bicicleta. Alegría, nerviosismo, la duda de cómo me irá. El participante decide si sigue cuando llega a los cruces de 167 —el recorrido corto—, 225 —el medio— y 312, la prueba completa. Es el día del año para ellos».

Para hacerse una idea de la dimensión que ha alcanzado la Mallorca 312, en la primera edición, celebrada en 2010, participaron 199 corredores, cantidad que ha ido aumentando año a año de forma exponencial hasta que en 2018 la organización estableció un tope de 8.000 participantes para la sostenibilidad de la prueba. Hasta hoy. Lliteras recuerda con la misma dosis de nostalgia que de orgullo la primera edición. «Fue un año de mucho aprendizaje, un proyecto muy humilde, con 199 inscritos, con trece irlandeses que venían de fuera y gente de la península. Nos dimos cuenta de que si hacíamos las cosas bien, era un proyecto prometedor».

La Mallorca 312 es una carrera peculiar. Se puede apuntar cualquiera mayor de 16 años, obligado a rellenar un formulario en el que asegura reunir las condiciones médicas pertinentes para completar una prueba de intensidad de larga duración. Pero la organización establece una condición: se debe rodar a una velocidad mínima de 23 Km/h para que se puedan abrir las carreteras tras el paso del último ciclista por cada tramo. La prueba empieza a las 6:30 de la mañana y finaliza a las 20:40 horas; catorce horas y diez minutos para cubrir los 312 kilómetros.

Uno de los atractivos de la prueba es que lo de menos es ganar. El gran triunfo para la gran mayoría es acabar, cruzar la línea de meta dentro del tiempo marcado. «Es verdad que hay un ganador, pero de los 8.000 participantes no llegan a cien los que vienen a ganar», explica Lliteras. «Y en el kilómetro 20 —añade— de los cien solo hay diez que quieren ganar. El espíritu de la prueba no es este. El que sea tan dura creo que ha hecho que la gente se conciencie de que el rival es la distancia, no el que tienes al lado. El rival son los 312 kilómetros». Posiblemente el momento más mágico es el de la llegada: «Cada año hay un grupo de 200 personas que llegan sobre la bocina. La llegada es muy emotiva, con gente orgullosa, eufórica, deshecha», espeta.

El recorrido de la 312 se cubre en sentido antihorario, la forma más práctica, según los organizadores. La Serra de Tramuntana, con los desniveles más pronunciados, se cubre al principio porque si se dejara para el final, con el cansancio acumulado, serían muchos los que no la podrían acabar. Además, está el problema de la movilidad, que en la Serra es más compleja, por lo que hay que atravesar las carreteras lo antes posible.

La 312 ha conseguido «una paz social y una convivencia muy aceptable», explica el director de la carrera, pese a que las carreteras están cortadas al tráfico desde 2016. Con el mismo recorrido desde 2017, «hemos encontrado la fórmula que nos permite ser lo más respetuoso posible con el vehículo privado».

Con el paso de los años, y a medida que la prueba se ha hecho con un nombre en el calendario internacional, se ha pasado del rechazo inicial de algunas localidades, que consideraban que el paso de los corredores perturbaba la convivencia de los vecinos, a que los alcaldes estén encantados de acoger la prueba. «Algunos alcaldes han mostrado interés, pero no hemos podido satisfacerles porque no hemos podido prometer la sostenibilidad. Inca y Sant Llorenç querían que pasara por el casco urbano y hemos dicho que no. Hemos encontrado el equilibrio que buscábamos y no se ha de poner en riesgo», dice Lliteras, satisfecho de haber dado con la tecla para que todo el mundo esté satisfecho.

La carrera ya figura como una de las más destacadas del calendario. El Tour es la más grande del mundo para profesionales, pero en cuanto a las carreras populares existe un consenso internacional en que las tres grandes son Maratona de los Dolomitas; l’Etape Tour, con subida a l’Alpe d’Huez el 7 de julio, y la 312. Ha crecido tanto que la organización ha recibido propuestas para expandirse a Suecia, Reino Unido y Alemania. «Lo pospusimos por la pandemia», dice Lliteras. «Todo se engloba en una marca que se llama Milestone Series y se juntaría con la de Valencia, desde 2018 Gran Fondo Alberto Contador. Exportamos nuestro logotipo, la piedra de la milla, y hemos diseñado recorridos en torno a los 200 kilómetros», remata.

Pedro Horrillo, autor del libro de los diez años de la Mallorca 312, ciclista que ha participado en todas las ediciones, regala muchos consejos a los futuros participantes, pero uno por encima de todos: «Olvídate de que son 312 kilómetros y elige bien la compañía. Nunca te quedes solo». Lliteras coincide plenamente con el exciclista: «Es así. Pedro ha corrido todas las ediciones, es el participante más experto. Y tiene una gran capacidad de análisis. Él habla de dividir el recorrido en diez etapas de 31 kilómetros o seis etapas entre avituallamientos. Quedarte solo es la muerte. En la Serra de Tramuntana es asumible, pero cuando has llegado a Esporles y te quedan 200 kilómetros llanos estás vendido. El refugio es que te marquen un ritmo y poder hablar porque te quedan muchas horas de carrera».

El dorsal 312 lo lucirá este año el italiano Ivan Basso, como gran homenaje de la organización, que previamente ha hecho lo propio con grandes emblemas del ciclismo como Pedro Horrillo, el primero, Óscar Pereiro, Joseba Beloki, Óscar Freire, Miguel Indurain, que no ha faltado desde 2015, Pedro Delgado y otras figuras. En la última edición y aprovechando los tiempos convulsos provocados por la pandemia de coronavirus, la homenajeada fue la mallorquina Mavi García, que nunca había tomado parte por encontrarse siempre en plena competición en las fechas de la 312. El homenaje a Basso será el día antes de la prueba, el 29 de abril, en Platja de Muro, donde se hace entrega del dorsal con el mítico número al corredor agasajado. Es el último gran acto antes de que, a la mañana siguiente, los 8.000 participantes empiecen a pedalear en una carrera que es mucho más que ciclismo.

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