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Oblicuidad

‘A Hero’ es una gran película, y seguramente un plagio

Rondamos el mes de abril, pero A Hero ya encabeza mi lista de las mejores películas de otro año anómalo, donde la mayoría de estrenos son una burla al espectador que de todas formas no acude a las salas. Carece de mérito acertar con una película del iraní Asghar Farhadi, con dos Oscars en la última década por Una separación y El viajante, además del Gran Premio del Jurado de Cannes por su última ficción enhebrada en torno a la devolución de un bolso con tesoro hallado en una parada de autobús.

Condensar el glorioso currículum de Farhadi es pertinente, dada la doble acusación de plagio que pesa contra A Hero, y no tiene sentido alargar el suspense cuando ustedes ya llevan leído el titular. El director iraní es un Berlanga sin una sola gota de humor. Extrae historias prodigiosas de meras anécdotas, pero en ningún momento se desliza hacia la farsa. Ahora que una alumna del cineasta le acusa de haberle copiado, con una primera sentencia a favor de la discípula, cabe recordar que el probable plagiario ya llevó a término una admirable obra de imitación en su cautivadora producción española Todos lo saben. Era la película que Almodóvar ya no puede rodar, el imitador no solo se adueñó con maestría de la localización mesetaria, sino también de actores fetiche del manchego como Penélope Cruz o Javier Bardem. Para la historia, también logró la primera mala interpretación de Ricardo Darín, lo cual tiene más mérito que mostrarlo majestuoso.

Farhadi ha encajado las acusaciones con la inalterable flema iraní que impone a sus películas, donde el desenlace es lo de menos. Cabe admirar la ironía de que se atribuya un plagio a la aventura de un preso que encuentra un bolso lleno de monedas de oro, decide devolverlo y se le culpa asimismo de haber falsificado su gesto de buen ciudadano. Seguro que el director oscarizado mejoró el trabajo de su discípula, así como la experiencia vital del presidiario que se ha sumado a la operación de descrédito, por verse demasiado reflejada su peripecia en A Hero.

¿Las monedas de oro pasaban a ser propiedad de quien las encontró, como la historia a manos de Farhadi? Copiar a Picasso es casi una obligación, pero qué ocurre cuando la apropiación corre a cargo del maestro. Es una pregunta retórica, el genio malagueño y catalán y francés se adueñaba de las inspiración de todos sus contemporáneos, para derrotarlos en su propio terreno. Ha vuelto a ocurrir.

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