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Joan Mir Ramonell: "Cada soldado de Napoleón que estuvo preso en Cabrera tiene un nombre y una historia"

El abogado publica 'Presoners de Cabrera', una investigación en la que descubre la identidad de 2.526 cautivos, 605 muertos en la isla y el único nacimiento conocido

Joan Mir Ramonell. | BERNARDO ARZAYUS Bernardo Arzayus

Coincidiendo con la misión francesa en Cabrera, Joan Mir Ramonell (Palma, 1955) acaba de realizar una aportación histórica al conocimiento del cautiverio de las tropas de Napoleón entre 1809 y 1814, la identificación de 2.526 presos, con su nombre, apellidos, circunstancia y regimiento al que pertenecieron, entre ellos 605 fallecidos durante cautiverio en la isla, que se suman a los algo más de 700 que hasta ahora se habían identificado del total de más de 4.000.

La investigación ha sido publicada en el libro Presoners de Cabrera, cuya primera edición limitada ha sido puesta a disposición de archivos y bibliotecas

El abogado, ya jubilado, que ejerció la profesión entre 1979 y 2019, especializándose en derecho estatutario del personal sanitario, es también un gran aficionado a la historia y en concreto al episodio del cautiverio de los soldados de Bonaparte en Cabrera durante la Guerra de la Independencia.

«La historia siempre me ha gustado y este tema en especial», comenta. «Pero lo que me animó al estudio del cautiverio francés en Cabrera, lo que me dio el último impulso, fue una exposición que se celebró en el Gran Hotel de Palma en el año 2008, en cuyo catálogo se daba cuenta que del total de fallecidos durante el cautiverio solo se habían identificado 777 y se animaba a los investigadores a completar el camino iniciado, pues los presos cautivos fueron personas, no números, cada uno de ellos con una historia detrás y una circunstancia personal», sostiene.

Así que Joan Mir se puso manos a la obra, poco a poco fue encajando las piezas del minucioso puzzle que se había propuesto y consiguió dar el último gran impulso a su trabajo durante el confinamiento.

Uno de los descubrimientos más llamativos despeja la incógnita de quién fue el autor de la inscripción más famosa del castillo de Cabrera: «Grapain Felury, prisionnier en 1809 et 1810» , a la que incluso se había referido Baltasar Porcel en la obra L’Emperador o l’ull del vent.

Detrás de la inscripción, Joan Mir descubre la historia de Jean Babtiste Grapain (1777-1854), natural de Dun-sur-Meuse, sargento mayor, distinguido con la Legión de Honor, registrado hasta 1807 en el Regimiento de Infantería de Línea. La inscripción la realizó con otro militar, Pierre Guillaume Fleury (1780-1830), también sargento mayor, que en ese momento pertenecía al 14 Regimiento de Infantería de Línea, una de las unidades que más prisioneros aportó a Cabrera. Como anécdota, en el momento de la inscripción ni Grapain ni Feury sabían todavía que en el futuro se convertirían en cuñados.

No es la única inscripción que Joan Mir consigue resolver. En su investigación se detallan los autores de otras realizadas durante el cautiverio de Cabrera y también en Bellver, donde fueron encerrados los oficiales de alto rango.

El autor documenta igualmente la existencia de presos adolescentes en el cautiverio de Cabrera, entre ellos tres grumetes de 14, 15 y 16 años enrolados en un mercante francés capturado, cuyo capitán realizó una petición de liberación alegando que no se trataba de combatientes.

Joan Mir detalla también el ingreso en el hospital de la calle Sitjar, hoy Concepció, de un niño de 14 años llamado Jean Étienne Barro o Barreau, que también se declaró no combatiente y probablemente fue un tambor de la tropa, pues estos acompañaban a los soldados ya desde los 8 o los 9 años.

El cautiverio de Cabrera no fue solo masculino. Acompañaban a los combatientes de Bonaparte muchas esposas, así como cantinières o vivandières, mujeres que llevaban las cantinas de los regimientos y seguían a los ejércitos para cocinar y suministrar comida y bebida a quien se lo pudiera pagar.

En la obra Presoners a Cabrera, Joan Mir ha conseguido documentar el primer nacimiento conocido fruto de la relación de una pareja de cautivos. Según relata, los prisioneros Laurent Joseph Liebart , que pertenecía al 7 Regimiento de Línea, y su esposa, Marie Prevost, tuvieron una hija, nacida el 27 de mayo de 1813 en la isla, a la que llamaron Madeleine Catherine. El nacimiento, según descubre el investigador, fue inscrito posteriormente, en 1814, el año de la liberación, en el registro del ayuntamiento de Lille, donde queda registrado que el nacimiento de la pequeña sucedió «dans l’isle de Cubriera».

El autor mallorquín narra también en la obra el fusilamiento de un combatiente polaco de las tropas de Bonaparte que asesinó a un compañero para comer partes de sus cadáver. Denunciado a las autoridades de Palma, fue sometido a un juicio sumarísimo y a un interrogatorio en el que reconoció que había devorado otros cuerpos, según el testimonio de otros prisionero. Fue condenado a muerte. Pero no es el único relato de canibalismo entre los prisioneros, que sufrieron hambre, enfermedades y enormes privaciones durante todo el cautiverio en la isla.

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