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Artículos de broma

Gracias por el Ártico

En el mundo desciende la actividad y asciende el Covid salvo en el Ártico, de donde llegan refrescantes noticias. Aquí van tres, no son tantas, pero ¡es el Ártico!, 16 millones de kilómetros cuadrados poco poblados y transitados donde quienes antropomorfizan la Tierra la ven deshacerse en lágrimas por el cambio climático. Así le pasa a la activista ambiental inglesa Mya-Rose Craig, de 18 años, que llegó al borde del hielo marino en un barco de Greenpeace para hacerse una foto -sola, con una pancarta de la huelga juvenil contra el cambio climático- que es un punto álgido (muy frío) de la instagramática ecológica. 

Es la imagen para una gran crisis en la que Hamal Qureshi encontró una oportunidad grande de dejar Wall Street y plantarse en Svalbard (Noruega) a embotellar agua de iceberg. La compran a 80 euros la botella los ricos que crecen al calor de la oportunidad permanente y drenan con gastos extravagantes los inmensos capitales que acumulan en las crisis sucesivas. Los polos por los que se queja Mya-Rose Craig pierden 500 gigatoneladas de hielo al año, de las que Qureshi aprovecha 3 o 4 toneladas, cumpliendo las leyes de respeto al medio ambiente, aunque sus aguas derretidas de hielos milenarios precisen mucho combustible para llegar a destino. El eslogan de su marca es “prueba el Ártico para salvar el Ártico” para que los millonarios se sientan ecologistas y cool a la hora de beber y piensen que algo de la riqueza que acumulan para comprar botellas de agua de 80 dólares será para los inuits.

La incesante actividad ártica llega al turismo y presenta a Mike Horn y Fred Roux, dos suizos que se encontraron un iceberg en su travesía y decidieron mudar de marinos a alpinistas y escalarlo. Cuando estaban a media altura, el iceberg se hundió. Sobrevivieron. Horn lo publicó en Instagram y Youtube porque la gente debe ver “lo que no se debe hacer”. Si alguna vez navego por el ártico y veo un iceberg, no se me ocurrirá escalarlo. Gracias, Mike, gilipollas. Gracias por el agua, Quresi, no llevo suelto. Gracias por nada, Mya-Rose. 

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