María Kodama visitó Mallorca con Jorge Luis Borges. Ha estado en varias ocasiones, ya viuda del escritor, buscando en su pasado. Él pasó en Valldemossa años de juventud que le pusieron en contacto con la familia de los Sureda, entre otros. Con Jacobo Sureda entabló una relación de amistad que siguió en la distancia a través de numerosas cartas. En busca de esas misivas regresó a la isla su viuda años atrás. Ahora está aquí porque recibe un homenaje por parte de la Asociación Personajes de mi Ciudad, que le servirá, una vez más, para hablar de Borges. Con el Cervantes siempre, ella asegura que "no estoy a la sombra de Borges".

-Sus últimas visitas a Mallorca han sido para adquirir parte del legado, las cartas, que se conservaban de Borges, remitidas a los Sureda. ¿Está publicado todo Borges?

-Quedan las conferencias y será muy laborioso. Ahora estamos trabajando en la Obra completa con variantes de textos, con el equipo de investigación de la Fundación Cañada Blanch. Borges fue haciendo correcciones toda su vida, de ahí que sean auténticas lecciones de estilo. El problema es que no será un volumen comercial, de ahí la dificultad de encontrar editor. Se publicará desde universidades españolas. Mi intención es que llegase a más públicos.

-¿No se involucra la universidad argentina por la crisis del país?

-No, sino que en sus universidades no hay tradición de hacer este tipo de investigaciones, ni siquiera en lengua española. Será complejo ya que cualquier errata podrá llevar a una confusión. Ahora está concluido poco más de la mitad del proyecto.

-Dice que Borges corrigió toda su vida. ¿Era un perfeccionista enfermizo?

-(Risas) Lo primero sí, lo segundo diría que no porque no creo que querer lo que uno hace sea una enfermedad. Escribir era el destino de Borges, de ahí que fuera exigente.

-¿Cuál es el suyo?

-Yo no lo sé. Nunca he pensado en eso por mi formación, hija de padre japonés. Para mí la vida es un río que fluye, yo estoy en él. Lo que tiene que quedar conmigo queda. A los 16 años estudié a Borges. Ya no me separé de él.

-¿No siente que vive una vida a la sombra de?

-Mi vida no está a la sombra de Borges. Con él aprendí a aceptarme, a quererme. Teníamos educaciones muy distintas. Me siento inmensamente feliz al poder seguir hablando de él. Es la mitad de mi alma. Todo me ayuda. Es un milagro secreto porque es como si estuviera vivo, ¡y cómo soy hedonista!

-En octubre perdió la demanda por calumnias contra el periodista Juan Gasparini. ¿La quieren en Argentina?

-Son periodistas de segunda que quieren usurpar la obra de Borges. Vaccaro y Alifano. ¡Si se presentan como 'el coleccionista' y 'el amanuense' como si fuera una opera bufa! Les llevaremos a juicio por haber hecho una especie de collage con fragmentos de la obra de Borges. En Argentina me quieren y por eso sigo viviendo ahí, aunque voy y vengo.

-Acaban de acoger el Congreso Internacional de la lengua española. Carlos Fuentes dijo, en favor de ésta, que era la que mejor expresaba los sentimientos. ¿Usted ve un mundo de habla anglohispana?

-Borges se adelantó a esta realidad. Él, que era ambivalente, consideraba su destino el español, pero evidenció que hablarlo junto al inglés sería como el latín de la antigüedad.

-¿Qué diría ante los lenguajes actuales?

-Cuando eliminaron las lenguas clásicas de las universidades él se mostró contrario. Yo creo que es lamentable escribir y hablar sin tener conceptos claros de las cosas. A través del lenguaje uno puede desarrollar ideas, ser libre. Habría que hacer algo en todo el mundo. La ignorancia y la falta de conceptos que son los que permiten expresar matices convierte al ser humano en esclavo.

-¿Escribirá sus memorias?

-¡No! Soy demasiado tímida para escribir de la intimidad. Escribo cuentos.

*Esta entrevista se publicó originalmente en la edición de Diario de Mallorca del 3 de diciembre de 2004.